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Crítica es libertad

Tiempos de ironía

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Vivimos tiempos de ironía. Sí, es irónico que le gente esté hasta el gorro de los políticos pero les siga votando a pesar de incumplir sistemáticamente sus programas electorales. Pero, bueno, al menos ya somos libres de poder exclamar lo que Estanislao Figueras, Presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República: "Estoy hasta los cojones de todos nosotros".

Estos incumplimientos han diluido las certezas y ya nada ni nadie permanece seguro. Vivimos tiempos de muda y cambio. Y se impone la ironía. Sí, es irónico que en la época franquista, tan justamente denostada por muchos, fuese el falangista Girón de Velasco quien creó en España la Seguridad Social, las pensiones y las dos pagas dobles (Navidad y el 18 de Julio), y que ahora en plena democracia y cuando los derechos sociales parecían estar más consolidados, esas mejoras sociales sean puestas en entredicho o se anulen directamente por los dichos demócratas.

También es irónico que antes, en plena dictadura, un trabajador ingresara en una empresa y normalmente se jubilara en la misma mientras que hoy, gozando de supuestas y mayores seguridades, no existen ya los trabajos para toda la vida. Todos los empleos son, de hecho, eventuales. Es el fin del localismo laboral. Todo trabajador tiene hoy que estar dispuesto a trasladarse a donde sea necesario para poder mantener su medio de vida. La dictadura era localismo y la democracia es movilidad. ¿No es así?

Es irónico que Menorca, durante años tierra de inmigración, se haya convertido ahora en territorio de emigración. Todos conocemos a multitud de jóvenes que han debido emigrar para procurarse un medio de vida. Menorca ya no les puede alimentar.
Otra ironía de las muchísimas que podríamos citar es que antes se educaba en la apertura cultural y ahora, en democracia, en muchos casos, se educa para encorsetar a los chicos en el pensamiento único. El resultado, también irónico, es que cuando se cuenta con mejores centros, mayores medios y mayores conocimientos el fracaso educativo es el mayor de la historia menorquina.

Alguien me asegura que la causa de ese fracaso educacional en la isla es no haber podido contar con colegios privados que supusiesen una alternativa real a una enseñanza pública demasiado politizada.
También irónico es que el PP balear ganase con mayoría absoluta las pasadas elecciones prometiendo la libre elección de lengua en todos los tramos educativos así como la derogación del Decreto de Mínimos y sea ahora el Conseller Bosch, un submarino nacionalista nombrado y mantenido por Bauzá, quien se apoye precisamente en este Decreto para no derogarlo. Son los mismos que, ¡oh, sorpresa!, han olvidado ya lo de la protección de nuestras modalidades lingüísticas que, una vez conquistado el poder, ya no importan. Así el PP sigue su clásica senda de incumplimientos que comenzó con Cañellas, siguió con Matas y ahora consolida Bauzá.

En otro orden de cosas es también irónico ver cómo aquella Menorca rica, eficiente decidida y trabajadora se haya convertido en una tierra decadente donde la máxima ilusión de muchos ha sido, al menos en las últimas décadas, convertirse en políticos o en asimilados permanentemente subvencionados. Sí, es una ironía más saber que las bases de la riqueza menorquina se pusieran durante el franquismo mientras que ahora, en democracia, una crisis económica predecible mantenga atenazados a nuestros políticos incapaces de tirar "pa'lante". Sí, es irónico que la isla avanzara en la dictadura y que en supuestos "tiempos de libertad"… "anem com es crancs".

Pero ¿es este un escrito nostálgico? En modo alguno. Es solo un lamento, un "blues" en do mayor por la forma como las mentiras de los políticos afectan a la gente.

Nota: "Corassón partío": La parafernalia nacionalista montada este pasado domingo en el Camp Nou fue penosa. El deporte debe ser solo deporte, nunca política. El Barça tiene millones de seguidores que no son obsesos nacionalistas. A muchos aficionados al Barça se les ha "partío el corassón" con tanto fanatismo identitario. Los mismos que aúllan a favor del localismo, son quienes enloquecen con los goles de un mercenario argentino. Otra ironía.

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