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Crítica es libertad

La decisión de Águeda

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"Sophie's Choice" ("La decisión de Sofía") es una película que narra la resolución del grave dilema personal que se le presenta a la tal Sofía (Meryl Streep en la película). Aquí en Mahón, restablecido el sentido común y recuperado el nombre internacional de nuestra ciudad, Mahón, nuestra alcaldesa, Águeda, y a pesar de cuál sea ahora el discurso oficial, deberá tomar en un tiempo prudencial otra grave decisión: recuperar nuestro nombre histórico, el que nos encadena a nuestro pasado y a nuestra tradición: Mahó. Es llegada ya la hora de dejarnos de dependencias doctrinarias nacionalistas y foráneas y pasar a reivindicar y defender un legado histórico que nunca debió ser modificado por intereses políticos.

Sí, después de haber recuperado por fin el nombre comercial de nuestra ciudad, el que hoy nos identifica y sitúa en el mundo: Puerto de Mahón, color azul Mahón, la salsa mahonesa, nuestro queso Mahón-Menorca, las siglas aeronáuticas y marítimas MAH, etc. hay que encarar la reposición de nuestro "Mahó" histórico. Eso es precisamente lo que, a través de Iniciativa Cívica Mahonesa, pidieron más de cuatro mil ciudadanos firmando con su nombre, dirección y DNI: "Mahó-Mahón".

Sin duda fue una extravagancia inadmisible que unos políticos entregados aprobaran una ley que permitía a unos docentes foráneos indicar como debíamos denominar a nuestra ciudad. Pero ¡qué atrevimiento! La gramática nunca prima sobre la historia. Ni el Institut d' Estudis Catalans (IEC) se atrevió a tanto ("Los nombres propios no están sujetos a normativas"). La Real Academia de la Historia certificó lo evidente: que los nombres de nuestra ciudad son Mahó-Mahón.

En todo ese proceso ha habido acontecimientos sorprendentes: desde un alcalde que materializó la "anormalización" del nombre de la ciudad sin hacerlo con el suyo propio (Artur "Begur") hasta el caso de Pilar Rahola, la monja alférez del nacionalismo más cutre, que insultó a nuestra alcaldesa (votada masivamente por el pueblo mahonés), y que es la misma que, farisaicamente, mantiene aún la "h" entre la "a" y la "o" de su propio apellido catalán (R-aho-la). ¿Se ha visto mayor hipocresía?

La alcaldesa Águeda tiene ahora una magnífica ocasión para sentar cátedra de honradez política y romper la creencia de que los políticos nunca cumplen sus promesas electorales. Como ya le dije en su despacho en reciente entrevista privada, con Simón Gornés presente, una vez cumplida su promesa de rescatar el nombre internacional de Mahón solo faltará que cumpla su promesa de convocar una consulta para saber si el pueblo mahonés prefiere recuperar nuestro topónimo menorquín "Mahó" o seguir padeciendo la "catalanada" del "maó" (tocho). Ni ella perderá nada ni el Ayuntamiento se jugará nada, tan solo se dará voz al pueblo y se ganará prestigio al cumplir su promesa electoral.
No tengo la menor duda de que una gran mayoría de mahoneses (los únicos que podrán votar en esa consulta) se decantarán por nuestro Mahó. Pero todo depende de Águeda. Contrariamente a Meryl Streep en "Sophie", suponemos que no querrá suicidarse políticamente ante sus conciudadanos. El próximo año sabremos "la decisión de Águeda".

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