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Sin flash

Cambiar de tema

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El hombre puede ser monotemático, o un mono temático, como prefieran. Infinidad de asuntos pueblan a diario su bulliciosa mollera, desplazándose unos a otros y compitiendo entre sí; desde los más trascendentes o solemnes, a los más anodinos y vulgares. Cuando alguno de esos temas nos obsesiona, llegamos a obcecarnos hasta el aburrimiento. Y si no queremos que nos tachen de "pelma" o cosas peores, hay que variar un poco de discurso.
Nuestras preocupaciones cotidianas, no siempre coinciden con los titulares de prensa o las últimas noticias que llegan a la redacción. La actualidad pública, no elimina las elucubraciones privadas. Las prioridades personales varían con el paso de las estaciones, el precio de la vivienda o las promesas del ligón de turno. Somos demasiado volubles. Lo de "palabra de honor", ya suena anticuado. ¡Qué lástima! Aquellos tiempos en que la palabra dada, tenía tanta validez como un contrato ante notario.

Solemos preguntar: ¿Cuál es el tema de la obra? ¿De qué trata la película? Las superproducciones de Hollywood nos ofrecen pistas sobre cómo está cambiando el mundo durante los últimos años. Sobre todo, si leemos entre líneas.

Los malos han ido adoptando formas diferentes con el paso del tiempo: indios, nazis, comunistas, islamistas radicales… El sueño americano tiene unos enemigos mutantes. Una película sobre Abraham Lincoln, nos habla de la abolición de la esclavitud, en plena Guerra Civil, con la aprobación de la Decimotercera Enmienda (1865). Barak Obama acaba de jurar su segundo mandato. Un sueño hecho realidad. En su reelección, puede haber pesado la localización y muerte de Bin Laden, el enemigo público número uno de los Estados Unidos ("Wanted" decían en el Oeste). En otra película taquillera, se escenifica la operación militar, que pudo seguirse en directo desde la Casa Blanca.
Ha habido controversia sobre la utilización de la tortura para encontrar su escondite. Una de las series de televisión más premiadas recientemente, "Homeland", trata de un marine estadounidense, preso de Al-Qaeda, que vuelve a casa convertido en terrorista. Otra vez nos encontramos con el problema de la seguridad nacional, la paranoia tras el 11-S, y el viejo dilema de si "el fin justifica los medios". Cualquier cosa parece permitida para evitar el caos, salvar vidas humanas o impedir atentados. Algunas películas nos plantean bonitos finales, pero pasan por alto los principios. La fuerza está justificada, si es en legítima defensa. La historia es una sucesión de conquistas y reconquistas que parecen no acabar nunca.

¿Entran muchos temas en el examen? - preguntó el alumno. Solo uno: el Universo. Pero es bastante amplio. Ya hemos dejado chatarra en la Luna, algo típicamente humano. Necesitaremos nuevas profesiones, como chatarrero espacial o agente de viajes intergalácticos. Contemplar el cielo durante una noche estrellada, le cura la vanidad a cualquiera.

Temas deprimentes, recurrentes; originales o banales; trascendentes e insidiosos; elitistas o vulgares...en el fondo, puede que sean variaciones sobre un mismo tema.

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