"Idò sí, a sa final n' Alcover va demanar perdó per tot es mal que sense voler havia fet a sa llengu (balear) mallorquina". En "La Vanguardia Balear" (18 enero 1919) Mossèn Antoni Maria Alcover Sureda escribió: "....jo reivindic come forma absolutamente llegítima la de les Balears, per més que se'n escarrufin certs mallorquins catalanistes de que diga llengo i no llengua….an aquesta llengu, entesa així, me referesc sempre i no a la modelidat de Barcelona ni a cap altra que's parli a Catalunya. No, may he pretengut subjectar Mallorca a Catalunya llingüísticament; may he volgut esclavisar ni endogalar el mallorquí an el barceloní, el nostro parlar an el parlar de Barcelona ni de cap altra indret de Catalunya".
Alcover es el principal autor del Diccionari Valencià-Català-Balear. Su título ya demuestra que el que fuera vicario general de Manacor admitía las diversidades (diferencias) en nuestras hablas. Durante años Alcover fue considerado un puntal de la lengua catalana pero las cosas cambiaron cuando percibió intentos de dirigismo y politización. Su tremendo enfrentamiento con Pompeu Fabra le significó su expulsión de la Sección Filológica del Institut d'Estudis Catalans (IEC) de la que fue primer presidente (1911). Frente a las pretensiones centralizadoras de Pompeu Fabra que aniquilaban la personalidad de nuestras islas, Alcover fue un defensor de la unidad del catalán pero no de su uniformidad. Alcover defendía las modalidades isleñas y diferenciaba entre el catalán central y el habla de las islas Balears.
"Para Alcover era tan digno de ser normal y literario el catalán que se hablaba en Mallorca/Menorca-que además lo consideraba más clásico y puro- como el que se hablaba en Barcelona. De ahí su rechazo frontal a la elección del barcelonés como fuente e inspiración de las normas ortográficas, morfológicas, sintácticas y léxicas del IEC. El centralismo lingüístico de Fabra y su énfasis por el estándar barceloní chocan con la descentralización y apuesta dialectal de Alcover.
En el fondo se vislumbran dos intenciones políticas encontradas. Fabra representa al nacionalismo que pone la lengua al servicio de un movimiento político. Alcover, no" (Font Rosselló).
Al reivindicar y defender esas diferencias Alcover, un regionalista tradicionalista, se convirtió en un enemigo incómodo para los centralistas ya que su altura intelectual era un fuerte obstáculo para prestigiar la forzosa uniformización que pretendían imponer aquellos. A pesar de ello, y ante la desinformación generalizada, los actuales pancatalanistas de Balears (unos simples colonialistas decimonónicos) reivindican hoy con total desvergüenza su figura como si de un acérrimo catalanista centralista se tratara. Miserable.
La declaración del catalán central como lengua propia de los baleares (¡qué error, que inmenso error!) en el Estatuto de Balears dio ánimos a los catalanistas de las Islas que, rellenados de un incomprensible auto odio hacia su propia tierra, han venido perpetrando toda clase de maniobras con tal de anular nuestra personalidad y conseguir diluir nuestra tradicional habla en un mar de normalización ortopédica con la cual es definitivamente imposible que muchos isleños nos sintamos identificados.
Las lenguas las hacen los pueblos, no los filólogos. Eso aseguran las normas filológicas actuales promovidas por el gran filólogo Noam Chomsky; el pueblo crea la lengua, los filólogos la estudian, estructuran y crean la ortografía adaptándola al habla del pueblo. No al revés como hace la actual dictadura cultural que nos aprisiona. Lamentablemente "és més fàcil creure que saber" (Josep Pla). ¿Cuándo pedirán perdón los colonialistas por el mal que han hecho a nuestra identidad menorquina?
Nota
La noticia de que encontraron a un okupa hospedado en el ascensor del puerto fue toda una evidencia de su abandono. Pero parece que en próximas semanas por fin se "estrenará" el nuevo artilugio para descender al Puerto. Mahó-Mahón estará de enhorabuena.