Hay que ver cómo funcionan y con qué fuerza lo hacen todavía los tópicos. Estos días es noticia el nombramiento de Verónica Hernández, Miss Baleares 2009, como secretaria personal del presidente del Govern, José Ramón Bauzá. Y no ha ocupado espacio en los medios solo por el cargo. Una designación más, en el mundo de lo público, en el que la prensa está acostumbrada al enchufismo por el carné o la afinidad al partido en el poder, y a tratar con el asesor del asesor del político de turno, probablemente no hubiera merecido ni una línea en un periódico ni un minuto de radio ni una foto en una edición digital.
Pero la susodicha arrastra un pasado, el de haber participado y ganado un concurso de belleza, algo que al parecer pesa más para algunos que su formación académica. Pese a que desde los canales oficiales se subraya que la nueva secretaria, además de tener buenas piernas, sabe inglés y alemán y tiene título universitario, la atención se centra en si el presidente la ha nombrado para alegrarse la vista, o también en la pregunta ¿y qué hace una chica como esa en un concurso de esos? Y es lamentable pero el gancho funciona. No soy fan de los concursos de misses, pero la tal Verónica tendría sus motivos o sus ganas de pasear palmito en su día, y además se le dieron bien los estudios. Se habla mucho menos de lo que cobrará y se incide en su curriculum para contrarrestar algo que en principio nos toca por azar, el físico. Y es que la naturaleza, se demuestra una vez más, es cruel; belleza e inteligencia pueden ir unidas, tanto como la fealdad y la ignorancia.