Ha de helarte el corazón, imitando a Machado.
Esta Menorca nuestra, tan difícil hoy de sostener, duda, como siempre, entre avanzar o quedarse aislada, sin poder encontrar el término medio que nos permita sobrevivir, sin renunciar a ser lo que somos.
Y digo esto después de leer la carta de hoy martes en el "Diario" de Pedro Monjo. Tiene, para mí, toda la razón. Queremos una isla cuidada, protegida, y en esto estamos de acuerdo todos.
Pero luego, hay que encontrar la forma de que podamos vivir en ella, y no morirnos de hambre. Con profundo respeto con el entorno y con el medio, pero encontrando la forma de que tengamos trabajo y atraigamos al turismo que nos interesa.
Y cuando se hacen productos como el que se ha hecho en Torralbenc, no podemos rasgarnos las vestiduras ni pretender que se cierre algo que sí se ha hecho como se debe, con la esperanza de dar trabajo todo el año, y de proyectar una imagen de la isla de calidad, atrayendo al visitante que puede y quiere gastar.
¿Han pasado por la carretera de Cala en Porter últimamente? ¿Han visto las extensiones y extensiones de cepas plantadas? Si no lo han hecho, háganlo, por favor, y verán la tremenda inversión que se ha realizado, a largo plazo, muy lejos de inversiones meramente especulativas.
No he visto la casa, pero la conocía con anterioridad. Estoy segura de que se habrá hecho una obra importante, pero respetuosa. Quien hace este tipo de inversiones las hace, generalmente, porque se enamora de lo que ve, sabe muy bien lo que ha de hacer, y no busca el beneficio rápido. Si no, se dedica a otras cosas.
Con tanto dime y direte público lo único que conseguimos es que posibles inversores se alejen de nuestra isla, que tan necesitada se halla en este momento de dinero de fuera para producir puestos de trabajo.
Y trabajo, no nos engañemos, es lo que necesitamos desesperadamente. Como dice muy bien hoy en otro artículo Nacho Martín, ventanilla única, trámite rápido, eficacia aplicada, y sueldo por resultados. Ya está bien que para cualquier gestión se tenga que esperar a que las ranas críen pelo: así nos va. Y si la ley ha de cambiarse, se cambia. Hay pocos objetivos a tener en cuenta: el bien común, proteger la Isla, y generar trabajo.
En esto, somos muchos los que estamos de acuerdo. Todo lo demás, sobra.
Empezando por el triste espectáculo que hemos montado, como tantas y tantas veces.