Los pasillos son, podríamos decir, esas zonas de nadie, de paso, pero que siempre conducen a algún sitio en concreto y de mayor relevancia. No sé a ustedes, pero a mí me gustó la colaboración prestada por escolares de la Salle Mahón recibiendo y acogiendo a los turistas que llegaron a nuestro aeropuerto en su vuelo inaugural. El pasillo que les hicieron a esos visitantes, recuerda a ese otro tantas veces visto que, previo a los encuentros futbolísticos, se le hace al equipo mejor clasificado. Puede que a más de uno y a más de tres les haya parecido una chorrada ese gesto fruto del acuerdo entre ese colegio, la Delegación de Educación y el Consell, pero que no es más que un reconocimiento al papel que nuestra Isla juega y pretende seguir jugando y que no es otro que nuestra proyección turística.
Atrás quedaron aquellos tiempos en los que se vivía en nuestra Menorca del fruto de nuestras grandes industrias y que el turismo era un más a más, meros visitantes, que nos preocupaba muy poco si dejaban más o menos divisas. Hoy dependemos de ello en prácticamente en cien por cien y en ello nos jugamos y comprometemos nuestra economía y nuestro futuro.
Y por aquello de los frutos deseados es necesario ceder en muchos aspectos, siempre dentro de unos límites lógicos, pero sin cerrar las puertas a aquellos de los que directa o indirectamente dependemos. Bravo pues a esa experiencia vivida por esos jóvenes, es bueno que ya desde un principio vayan conociendo qué es y lo que no es conveniente para nuestro desarrollo económico, una asignatura de la que más tarde o temprano tendrán que examinarse.