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Les coses senzilles

Me lo decía mi abuelita, y mi mamá

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Ahora mismo me acuerdo del poema de José Agustín Goytisolo titulado «Me lo decía mi abuelito». El motivo, sin embargo, no es tan reivindicativo como el que le llevó a escribir: «Te alzarás sobre los pobres y mezquinos que no han sabido descollar». O bien: «La tierra toda, el sol y el mar, son para aquellos que han sabido sentarse sobre los demás». No, no era eso lo que me decía mi abuelita y repetía mi mamá. Era la recomendación machacona de quienes vivieron la escasez de la guerra civil, que consistía en asegurar que el hecho de alimentarse correctamente poco menos que curaba todos los males. Y ahora mismo me he acordado de esto en relación a los titulares de estos últimos días que aseguran que el científico catalán Joan Massagué i Solé ha descubierto el origen de las metástasis. Claro que los titulares no siempre ofrecen información exacta, según aclara el propio Massagué, y el descubrimiento habrá de ser más estudiado, trabajado, contrastado, tratado químicamente, etc. antes de echar las campanas al vuelo como se ha hecho en seguida. Pero el científico explica que muchas células cancerígenas del tumor de cáncer de mama se trasladan al cerebro, donde algunas, muy pocas, consiguen resistir la acción de nuestro sistema inmunitario para iniciar la metástasis. Esto me ha llevado a pensar que a lo mejor mi abuelita y mi mamá tenían razón, cuanto mejor alimentados estemos más defensas tendrá nuestro organismo para enfrentarse a las enfermedades.

Otra palabra que me ha venido a la mente es «anorexia». La anorexia nerviosa es un trastorno alimenticio que consiste en el rechazo de la comida por parte del enfermo y el miedo obsesivo a engordar. Creo que muchas modelos de alta costura padecen ese trastorno, «por exigencias del guion», y que sólo comen de vez en cuando. Es la moda de los cuerpos delgados. Si a mí me dicen, por ejemplo, que para perder la tripa me sobran diez quilos sé positivamente que se equivocan: a mí lo que me sobra no son los quilos, sino la tripa, la panza, la barriga… Si dejo de comer para quedarme en los huesos estaré exponiéndome a padecer muchas enfermedades, además de la anorexia, porque tendré menos defensas naturales, aunque tome Actimel. A lo mejor resulta que mi organismo no tiene recursos para derrotar a las células malignas, o rebeldes, que son las células cancerígenas y paso a ser realmente un esqueleto no de los que se pasean por la pasarela, sino de los que ya no se mueven del hoyo.

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