Soplan aires nuevos para el Museo de Menorca. El cambio de dirección ha sido forzoso debido a la jubilación el pasado noviembre de Lluís Plantalamor, después de 40 años de servicio al frente de esta instalación. No ha visto el director saliente cumplida una de las reivindicaciones más insistentes y necesarias de los últimos años, la climatización del edificio, necesaria no solo para los visitantes sino también para la correcta conservación de las piezas. Ahora, su sustituta, Carolina Desel, desliza en una reciente entrevista que si todo va sobre lo previsto esas obras comenzarán a ejecutarse el próximo octubre. Casi otro año más de espera, incluido un verano, y aún así, hemos de confiar -elecciones mediante-, en que no vuelvan a retrasarse.
Es ese un elemento clave para la modernización del museo que anuncia la sucesora de Plantalamor con mucho acierto. La labor centrada en la arqueología e investigación, que también reconoce, debe seguir, pero es evidente que los tiempos han cambiado en lo que a la oferta museística se refiere.
Ahora son espacios interactivos, didácticos, inclusivos socialmente hablando, que resulten atractivos para un público amplio; pero sobre todo el museo necesita ser conocido y reconocido por los propios menorquines, ya que ahora representan solo un 13 por ciento de las visitas. Y eso pese al importante legado que atesoran sus paredes.
Hoy día hablar de museos no es ya referirse solo a colecciones o exposiciones sino también, como señala su nueva responsable, a visibilidad, impacto, a la creación de una marca y a merchandising, por qué no. Inevitable abordar con urgencia la presencia en redes sociales, en estos tiempos de hiperconexión. Numerosos retos que esperemos lleguen a buen puerto para relanzar este espacio.