L'escriptor Màrius Verdaguer (Maó, 1885-Barcelona, 1963) va explicar, en el llibret «La dominación britànica en Menorca», la següent anècdota o dada històrica: «Hace cerca de un siglo, cuando la visita del Archiduque Luis Salvador de Austria a Menorca, el empedrado de la ciudad de Mahón había planteado un sorprendente problema geológico. El afirmado de las calles estaba, en aquel entonces, hecho con baldosas irregulares de diferentes clases de piedra de variados colores, encajadas perfectamente entre sí, lo que daba una apariencia de burdo mosaico. Entre las junturas de la piedra crecía una pelusilla de hierba raquítica y el paso de los pocos transeúntes, el golpear de las herraduras de alguna que otra acémila y, sobre todo, el viento despiadado, iban puliendo aquellas piedras, que daban mucho caràcter a la ciudad, presentaba un aspecto limpio y brillante, entre las estrechas aceras cuyos bordes, pulcramente blanqueados con cal, formaban dos largas rayas paralelas a lo largo de las puertas verdes de las fachadas de las casas bajas. De trecho en trecho, aparecía en aquel mosaico del embaldosado una piedra de color rojizo, formada de materia distinta de las demás. En aquel policromo conjunto había, como es natural, piedra de todas las variedades que forman la composición geológica de Menorca. Pero la variedad de aquellos fragmentos de piedra rojiza y basàltica no existía en ninguna parte de la Isla, ni en las capas geológicas superiores o inferiores que la formaban. Aquella clase de piedra basàltica sólo se encontraba en Menorca en el empedrado de las calles de Mahón. ¿Cómo se hallaban allí aquellas piedras ajenas a las características geológicas de la Isla? El problema parecía ser de difícil solución, pues dichas piedras no podían pertenecer a la tierra menorquina, ni podía tampoco pensarse que, con el objeto de poner algunas en el empedrado de las calles de Mahón, hubiesen sido traídas de tierras basálticas existentes a muchas millas de distancia, en el norte de Europa. Cuando el Archiduque Luis Salvador llegó a Mahón para estudiar la Isla, el problema estaba planteado con toda su oscuridad, y más de un sabio local habían opinado que aquellas piedras exóticas a la Isla procedían de un aerolito.
Una de las primeras cosas que trató de resolver el ilustre viajero, fué ese problema geológico que tuvo, por otra parte, muy fácil solución. El Archiduque hizo levantar, una tras otra, aquellas piedras extrañas para examinarlas detenidamente en todos sus detalles (...). Aquellas piedras eran fragmentos de losas de tumbas procedentes del desaparecido cementerio britànico, que había estado emplazado cerca de Villacarlos. Algunas de ellas tenían en el reverso restos de inscripciones funerarias, fragmentos de olvidados nombres ingleses. Las familias de los británicos que morían en la Isla durante la dominación, enviaban desde Inglaterra la losa funeraria, tallada en una roca basàltica que no existe en Menorca, para que aquella piedra inglesa cubriese con su protección metropolitana el deudo perdido que iba a fundirse en el polvo de la lejana tierra balear (...). Este pequeño hecho histórico, completamente olvidado ya, tiene toda la profunda significación de un símbolo. En Menorca no queda ya nada de Inglaterra, ni siquiera una piedra».
Per entendre aquesta esfereïdora anglofòbia hem de situar l'escrit. Va ser publicat per «Panorama Balear» l'any 1952, pocs anys després de l'acabament de la Guerra Civil i en els inicis de la terrible dictadura del vencedor general Franco. Menorca havia romàs fidel al govern legítim de la República fins als últims renecs del conflicte i estava malvista per haver format part del bàndol que acabaria sent el perdedor. Qualsevol moment era bo per a demostrar fidelitat absoluta a la nova Espanya, fins i tot rescatant del passat -o inventant-se- un episodi vergonyós de dubtosa credibilitat. Setanta-cinc anys després de la finalització del conflicte, ments pusil·lànimes i acomplexades encara creuen que Menorca ha de demanar perdó i ser més papista que el papa per a fer-se perdonar aquest pretès pecat original. A principis dels cinquantes es tractava de reafirmar l'espanyolitat de Menorca a costa de Gran Bretanya. A començaments de dos mil quinze l'enemic ha canviat i ha estat substituït per Catalunya. Quin pas enrere! A l'època del gran escriptor menorquí, Menorca se situava entre Espanya i Gran Bretanya. En l'actualitat, tal vegada per la mediocritat dels actors polítics i socials contemporanis, Menorca se situa entre Castella i Catalunya. Llosa. Pedra plana, relativament prima, de forma rectangular o quasi rectangular, usada principalment per a pavimentar o per a cobrir edificis. Pedra llisa, generalment amb una inscripció, que serveix per a tapar una tomba. Per extensió, tomba coberta per una pedra plana. A Menorca encara es viu un refrany que diu: «S'errada d'es metge, sa llosa la tapa».