Ni todos los votantes son iguales, ni votan siempre lo mismo. A veces votan conservador y otras veces, radical; unas están indignados y otras, esperanzados; a veces son españoles y otras son griegos; son europeos o puede que no. «Referéndum» viene del latín y «corralito» de argentina. Los votantes son mutantes cuando la política se vuelve radioactiva y voluble. Por eso hay incertidumbre. Normalmente se utilizan urnas, aunque últimamente se hacen consultas telemáticas. La cuestión es participar y si solo te dan dos opciones, te lo juegas a cara o cruz. O la decisión te sale cara... o cargas luego con la cruz. Pero nos dejan elegir y así parece que mandamos. ¡Qué bien! ¿Entendemos la pregunta y las consecuencias de cada opción?
Puede que Tsipras y Putin no hablasen solo de gas. El tablero mundial se recompone a marchas forzadas. Los ciudadanos parecemos peones que se pueden sacrificar con vistas a una jugada estratégica. ¿Qué pasará mañana?
Un griego no es un yogur, es una persona como nosotros. Su situación es muy angustiosa. Nadie quiere austeridad, pero los populismos provocan más problemas de los que pretenden resolver. Acaban en autoritarismo, que era lo que pretendíamos evitar con la democracia. La palabra democracia sí que viene de Grecia. Ellos decidirán entre un euro que requiere asumir enormes sacrificios o la vuelta a escena del antiguo dracma griego.