Agosto, mes de descanso por excelencia. Agosto, el mes donde la mayoría de las empresas cuelgan el cartel de cerrado por vacaciones, si antes no colgaron el de cerrado por ruina. Agosto, el mes donde se baten todos los records: el de calor, el de ocupación hotelera, el de pasajeros en los aeropuertos, menos Castellón y Ciudad Real, el de número de turistas, el del número de corruptos que navegan en yate puliéndose los beneficios que les dan sus fondos buitres, el de venta de hielo, cerveza y repelente para los mosquitos.
Agosto, el mes que se estrenan en cine las películas más comerciales, donde los niños entran a la sala para devorar palomitas, refrescos y chuches como si no fueran a comer nunca más. Agosto, el mes donde se celebran la mayoría de fiestas patronales y muchos ciudadanos bailan en la verbena lo que no bailan en todo el año, y saludan, tras la ingesta necesaria de alcohol, a los que no saludan en todo el año, es increíble lo que puede llegar a unir una cerveza. Si los políticos se fueran más de cañas los problemas se arreglaban en dos días, pero ellos son más de ir a Suiza, debe ser por el chocolate. Agosto, el mes de los mercadillos callejeros, donde los artesanos ofrecen sus productos y los revendedores ofrecen los productos que fabrican los artesanos chinos que cobran una mierda tamaño acuario para ballenas, que bonito es el libre mercado.
Agosto, el mes de las barbacoas y de los incendios, desde que este pernicioso gobierno cambió, hace un mes, la ley para que los terrenos quemados puedan ser recalificados, el número de pirómanos ha crecido exponencialmente, que casualidad más causal. Agosto, el mes donde los telediarios abren siempre con noticias del tiempo, que buenos periodistas los que consideran que informar de que en verano hace calor es una gran noticia, caminito del premio Pulitzer van todos. «Agobiosto» para mi amigo Ramón porque curra como una mula y en el hotel en el que está le han quitado el único día libre que tiene a la semana con la excusa de que la crisis aún dura, y él tiene que arrimar el hombro por el bien de la empresa, y se lo dice el propietario mientras se frota las manos por que lleva tres meses de lleno absoluto y ya está pensando en cambiarse el Mercedes por algo más rompedor, la crisis de los cincuenta supongo.
Agosto el mes de las cremas solares y de las medusas, por cierto, la marca que vendía una crema que te protegía del sol y al mismo tiempo evitaba la picadura de las medusas, parece que no cuajó, ponerse esa crema debía ser como un llevar un traje de escayola. Agosto, el mes donde hay que ir con mil ojos por las carreteras de la isla de Menorca porque se juntan los turistas despistados que van hasta las orejas de sangría y que normalmente conducen por la izquierda, los trasportistas acelerados porque les hacen ir como motos para ganar cuatro euros, los conductores urbanitas que no se han quitado el estrés de encima y quieren ir de Maó a Ciutadella a 200 kilómetros por hora, las obras absurdas de la carretera general y un calor infernal que derrite los cerebros y nos vuelve irascibles y primitivos, casi zombicos diría yo.
Agosto, un mes para sudar, un mes para meter el culo en el mar y tenerlo en remojo hasta que sople la primera tramontana, o llegue la refrescante primera tormenta del verano. Agosto, un mes donde deberíamos disfrutar y compartir sonrisas y cervezas con amigos, bueno, eso deberíamos hacerlo siempre. Feliz agosto, queridos lectores.
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