El touroperador danés Spies Rejser ha vuelto a lograrlo. No hay rincón en internet en el que su vídeo sobre las vacaciones en el cálido sur para fomentar la procreación y mejorar los índices de natalidad no haya sido visto. Publicitarse a través del sexo y encima ofrecer descuentos, vacaciones familiares o lotes de productos infantiles durante tres años para la feliz pareja que regrese embarazada es apostar sobre seguro. Faltó tiempo para que muchos internautas baleares, ya que las islas son uno de esos destinos de 'sol y playa' incluidos en el spot, se regocijaran por el regreso del turismo de calidad, es decir, las danesas, y se ofrecieran para colaborar con la causa. Lo cierto es que al margen de lo ingenioso del anuncio, este «Do it for Denmark 2», que ahora pide a las parejas que procreen por sus mamás que quieren ser abuelas, es un reclamo con un problema demográfico serio de fondo. El tobogán por el que han caído las ganas de ser padres entre los europeos, y Dinamarca está en alerta por el peligro que supone para la continuidad de su sistema de bienestar.
La agencia vende viajes y los reviste de un halo de patriotismo por aquello que hay que perpetuar, no la especie, sino tus garantías sociales. Por eso en los países nórdicos parte de la educación sexual a los adolescentes también incide en la fertilidad y el tener hijos, no solo evitarlos. Pero alguien les debería decir a estos turistas despistados que España está igual, que en 2014 había 4 millones de hogares sin hijos, que crecer sin hermanos ya no es raro sino habitual, que cada mujer tiene 1,3 bebés y se pone a ello, como media, a los 30 años. Los motivos son muy distintos a la aparente apatía danesa. Allí ellas tienen 52 semanas de baja por hijo a repartirlas con el padre frente a las 16 de una madre española. Además aquí casi siempre se alegan causas económicas y de falta de tiempo y de flexibilidad laboral para sacar adelante la prole. Así que no es cuestión de latitudes, sino de ganas y de medios.