Más por cabezonería que por confianza en el resultado deposité hace poco mi queja sobre la clásula no show (por la que te cancelan automáticamente tu billete de vuelta cuando no has usado el de ida) de Air Nostrum-Iberia en la oficina del consumidor del Govern. «Qué poco originales somos» me comenta la trabajadora al otro lado de la mesa «¿por qué?» fue mi pregunta inocente, pues porque la mayoría de las reclamaciones que se presentan en esta ventanilla en Menorca son relativas a las compañías aéreas y luego a operadoras telefónicas, me respondió. De original nada, pero lo último es resignarse, pensé; una a una, cada queja cuenta y confío en que no se archiven en la papelera y que algún día surtan efecto.
Aunque no será este año, eso cada vez parece más claro. Sin Gobierno al que reclamar, porque seguimos en interinidad y con otras elecciones en ciernes, las propuestas de mejora de la Obligación de Servicio Público en la ruta aérea de Madrid han caído en saco roto.No hay tiempo, alegan, y de momento se tramita una licitación con menos dinero -330.000 euros por debajo de la actual-, para la compañía que opte por cubrir esos vuelos.
El próximo día 31 nos volveremos a quedar sin la garantía de vuelos directos a Madrid; no lo notaremos porque en verano la conexión es atractiva para distintas aerolíneas que entran a cubrirla pero en octubre, el vacío. Creíamos que todo marchaba sin que los políticos se pusieran de acuerdo pero no, se requiere ya certidumbre.
Ahora estamos entre la espada y la pared. Supimos con la quiebra de Spanair lo que era quedarse literalmente colgados. Es mejor una conexión directa asegurada que no tener nada y de nuevo habrá que tragar con las tarifas que nos pongan y las ofertas que siempre pillan otros. Sí, tenían razón en Consumo, esto ya cansa.