Desde junio los billetes de avión entre islas tienen el 75 por ciento de descuento para los residentes en Balears. La bonificación estatal para viajar en barco también subió del 25 al 50 por ciento, y con el 25 restante del Govern, llega al 75 por ciento. Una mejora que nos llegó de rebote y de la mano de la negociación de los Presupuestos del Estado por parte de Nueva Canarias y del diputado Pedro Quevedo, quien jugó bien sus cartas en defensa de los intereses de su territorio. Hay quien puede llamarlo mercadeo pero él es consciente de que la aritmética jugaba a su favor y de que era el momento de aprovecharlo. Los que vivimos en las islas no podemos menos que agradecerle esta pirueta parlamentaria que nos ha valido poder viajar a Palma o a Eivissa, por placer u obligación, más barato. La ruta experimentó un incremento de siete mil viajeros solo el pasado julio. También es inevitable preguntarse cómo ha tenido que venir un diputado canario a arreglarnos la papeleta y no lo han hecho nuestros propios representantes. Quevedo estuvo en las tertulias de Es Mercadal y ya anunció sus intenciones para 2018, mejorar las conexiones con la Península. Aquí es donde dejó claro que debe existir la suficiente presión desde Balears para que pueda tener la misma consideración que Canarias –que es región ultraperiférica mientras nuestra comunidad no-, y de este modo, si se consiguen mejoras en bonificaciones, declaraciones de servicio público o cualquier otra fórmula, que se apliquen en ambas autonomías a la vez, como ha sucedido con la conectividad entre islas.
Pues bien, llega la hora de la verdad, el momento de que los políticos baleares puedan unirse por una causa que la sociedad hace tiempo que reclama y que nunca se ha visto satisfecha. El momento de que encuentren esos «lugares comunes», que señaló el diputado canario, para que se corrijan las dificultades que ciudadanos y empresas afrontan por la insularidad. Porque al final, más cerca o más lejos de Madrid, todos estamos rodeados de agua.