Leo la noticia de que Twitter ha ampliado el número máximo de caracteres de 140 a 280. Los usuarios más dicharacheros están de enhorabuena. Ahora podrán desarrollar sus ideas e incluso dar argumentos. La inmediatez con la que se expanden los mensajes por las redes sociales hace que se los califique de virales. Los más contagiosos se convierten en trending topic y los que nadie comparte chorrada tipic (en español, típica chorrada). Su mecanismo transmisor se basa en esa tendencia humana, tan antigua, al rumor y el chismorreo. Internet es el pueblo actual y los internautas los pueblerinos que se encuentran en la plaza pública para criticar al alcalde y a todo lo que se mueva. Tenemos la lengua muy suelta y cuanta más cultura tiene uno, más capacidad de reprimir la expresión de lo primero que se le ocurre. La persona educada también piensa chorradas, pero procura no decirlas en voz alta, por lo menos.
«No lo digas Diego, pues ya lo he dicho», que si ya has metido la pata, puedes transformar en «Donde dije digo, digo Diego». Una imagen vale más que 140 palabras. Igual que circula la información a velocidad casi instantánea, también el odio encuentra la vía libre y despejada. Dicen en la prensa que el equipo de especialistas de la Unión Europea que detecta y combate ataques rusos en Internet alerta de un aumento en las campañas para agravar la crisis en Catalunya. La batalla digital no ha hecho más que empezar.