Lo del procés de Catalunya ha contaminado para mal el habitual quehacer del parlamento nacional, lo que interesa al común de la ciudadanía, la solución de los problemas en los que lógicamente incluyo a los catalanes no secesionistas. Llevamos Dios sabe cuánto tiempo con las idas y venidas del separatismo, de los Puigdemont, Raúl Romeva, Jordi Turull, Oriol Junqueras, «Ada Colau», Anna Gabriel, Carmen Forcadell y la compaña. Observarán que he entrecomillado a Ada Colau, porque estas son las horas que con sus dubitaciones políticas, no tengo claro donde está ubicada, aunque me da lo mismo que lo mismo me da. Pero a lo que iba, hay vida detrás del extraño procés, por ejemplo, Rajoy y su partido no digo que estén contentos pero sí que deben de estar más tranquilos. Ahora no se habla de esa corrupción que en otros países europeos los habría llevado como poco a la oposición. Tampoco se habla mucho del sr. juez que apoyó que Rajoy testificara en lo de la Gürtel, y que ha sido apartado del tribunal que juzgará la caja B del PP. El día 29 de noviembre escuché a un tertuliano en Radio Nacional decir que «sentía sonrojo», es lo menos que se puede sentir. Como esa otra torpeza política que ahora se oye de condonar a Catalunya los miles de millones de euros de dinero público que deben al Estado central. Mientras tanto solo queda dinero para una paga más de las pensiones. Aparte, otras autonomías ya se han pronunciado diciendo que ¡ya está bien!, más les valdría no haber despilfarrado lo que está costando el inútil y larguísimo procés. Tampoco se habla en el Parlamento de la masiva llegada en el mes de noviembre de inmigrantes africanos, tantos que no teniendo donde ubicarlos los van metiendo vergonzosamente en una cárcel. A Zapatero por muchísimo menos le acusaban del «efecto llamada». Pues ya me dirán lo de ahora que es; sí les puedo decir lo que no es, ni en lo de Zapatero ni en lo de Rajoy, en ningún caso se ha dado el «efecto llamada»; el único efecto fue la lengua larga en este tema de algunos dirigentes del PP con Zapatero.
En cuanto a lo de las pensiones, nueve millones de pensionistas deberíamos meditar de crear un partido político, con nueve millones de afiliados ya les digo que no lo hay en ninguna parte.
Por pura higiene democrática, solo sea por no faltar a la verdad, convendría que alguien le dijera al señor Rajoy, que eso que dijo que «la corrupción es cosa del siglo pasado» es una solemne tontería, usted me perdonará señor presidente, pero tengo que atribuirlo a que terminaba usted de fumar algo confundiéndolo con un puro, porque si no semejante afirmación no se explica ¿acaso lo de la Gürtel se cosechó el pasado siglo? ¿Y lo de las «ranas» de Esperanza Aguirre? Y lo de ¿un tal Bárcenas? Y lo de…. Para que seguir. Además si se confirmara lo de la financiación ilegal en algunas elecciones, estaríamos hablando no solo del pasado siglo, que también, pero añadiéndole una rabiosa y vergonzosa actualidad ¿acaso pretende hacernos creer que el PP en el transcurso del siglo pasado, puede que sí, que algo hiciera mal, incluso muy mal? pero ahora llevan 17 años comportándose como hermanitas de la caridad ¡hombre señor presidente! Créame, hay cosas que mejor no decirlas, salvo que usted tenga la certeza de que la ciudadanía que usted preside, lleva 17 años aletargada, que aquí no ha pasado nada, y si ha pasado, pelillos a la mar. De lo que sí puede sentirse orgulloso es que esta ciudadanía que usted preside, ha dado un grandísimo ejemplo de aguantar lo inaguantable para evitar una comprensible explosión ciudadana, hartos de estar hartos, pero no nos presente la situación como si en estos últimos 17 años esto ha sido una balsa de aceite. Y para clavar el último clavo, solo le falta decir que gracias a ustedes.