En estas fechas a los padres les preocupan los regalos. Lo que años atrás eran detalles se está convirtiendo en consumismo. Y parece que no escarmentamos de la crisis. Cuando una persona toca un poco de dinero ya se pone a comprar. Y ¿los valores dónde los dejamos?, me decía una madre hace poco. Pasa lo mismo con los compleaños cuando los niños de corta edad obtienen grandes cantidades de regalos sea de familia, o de amistades es un poco grotesco. Dicen expertos que los mejor es regalar entre uno y cuatro regalos máximo. Y eso es lo que vamos a hacer en casa. Claro, después no puedes controlar las personas que no están dentro del núcleo familiar. Pero desde mi punto de vista no puede ser que cada vez que se hace una vita a los niños se regalen cosas. Al final a los niños les enseñamos a que recibir regalos es algo fácil de conseguir, que cuesta poco y no le darán valor. Con más de tres juguetes ya no saben qué hacer. Ser espartano en regalos me va más. En un cumpleaños que fui recientemente la mamá pidió a los invitados que hicieran un dibujo a su niño, no quería más regalos de los que ya iba a recibir por parte de su familia. Consideraba que era un exceso. Le compro la idea. Yo lo quería hacer por el cumpleaños de mi hija, en agosto, pero no se me ocurrió lo del dibujo. Quería que los regalos que le hicieran fueran a parar a Caritas, niños que por estas fechas merecen más que nadie un juguete sin estrenar y nuevo. Una vez Shakira, la cantante, así lo hizo. Y me pareció muy buena idea.
Recuerdo cuando era pequeña como deseaba que vinieran los reyes magos. La ilusión que se generaba era mucho más grande que los regalos. Pues nunca me regalaban lo pedido. Supongo que iba con las necesidades y presupuesto de casa. Pero era feliz. Muy feliz. Como digo por todo lo que le envolvía, el misterio, el ir a despertar a mi madre, que sin ella no se podía abrir la puerta del salón comedor, donde habían pasado tres hombres mágicos. En tertulias de AMPA ha salido esta conversación, que me da pie a hablar en esta columna. Una mama de Es Castell nos contaba que un Rey Mago pasa por la casa del niño en la mañana del 6 de enero, voceando su nombre a modo de pregón. La cara de los niños es una hermosura, ver su ilusión dibujada en su rostro. Ella lo vivió y quiere que así lo vivan sus hijos. Lo que sí que todos los padres coincidimos en que no hay nada como la imaginación. Por eso cuanto menos, más ideas geniales tendrán nuestros pequeños.
@sernariadna