No acabo de entender a gentes como Marta Rovira, Marta Pascal, Artur Mas, Puigdemont, y a la que menos entiendo es a Anna Gabriel. Ahora resulta que todo ese trajín de cinco años que se traían entre manos de la república catalana no ha sido en puridad otra cosa que una performance, en Román paladino «una bufonada», una especie de desahogo verbal que de momento ha durado cinco años, sin decirle a los catalanes las cosas claras. Pero, vamos a ver, ¿ustedes se creen que los demás somos idiotas? Si el referéndum y el resto del sainete con votación incluida en el Parlament les hubieran salido bien, no estarían hablando de que aquello fue nada untado con menos. El problema que ustedes tienen es que les salió el tiro por la culata, una especie de bunyol, con el vergonzoso añadido de que acto seguido Puigdemont salió más deprisa que corriendo a lamerse las heridas en Bruselas, donde por el miedo que tiene de terminar en la cárcel no le han bastado todos estos meses para reunir el valor suficiente para volver, comprometiendo y no poco, el gobierno de dos países y poniendo también a España como si tuviéramos aún que estrenar la democracia. Y de Artur Mas, ¿qué me dicen del otrora molt honorable, confundido y jugando a confundidor que se ha metido solito en un charco del que no sabe salir, todo y que ya reniega del procés, añadiendo que la independencia como nos ha dado por decir a los demás, fue solamente simbólica? Pues, mire usted, en mi opinión por esa afirmación después de lo que usted ha hecho y dicho, debería ser inhabilitado de cualquier cargo en la política catalana, porque ya me dirá usted, si el colofón a lo hecho y dicho son ahora esa afirmaciones, difícilmente le queda a usted material fiable para seguir dirigiendo en un futuro nada que huela a política. ¿Y la señora Gabriel anticapitalista y antisistema, equivocándose pensando que todo eso la obligaba a un look muy particular y ahora aparece en Suiza, la capital de todo lo contrario de aquello en lo que esta mujer se empeñaba? Llegar a Suiza y darle la vuelta como si fuera un calcetín a lo que usted exteriormente representaba ha sido todo uno. Son infinitas las maneras de hacer un espantoso ridículo. Algunos de los líderes del separatismo han elegido el más impresentable. No sé muy bien que pensarán los separatistas de corazón, los que no pisaban moqueta, los separatistas que no cobraban a final de mes cuando ven que aquellos en los que confiaban y los han arrastrado hasta el mismísimo borde del precipicio, que salen corriendo después de haber causado una huida masiva de empresas que Dios sabe lo que costará para que vuelvan a una Catalunya dada 'a jugar' con algo tan serio como es iniciar un proceso separatista para terminar en la república, y estas son las horas que aquellos líderes tan poco consistentes, sin que se les caiga la cara de vergüenza ni pidan perdón por ello al pueblo catalán, confiesan a un juez y a la prensa, que la independencia fue solamente simbólica. O sea, que para este viaje no hacían falta alforjas.
¿Fue también simbólica la vida agavillada de la policía en aquellas aguas catalanes? ¿Fue también simbólico el malestar que se generó en algunos bancos? ¿Fue acaso una performance la quiebra de convivencia entre catalanes? ¿Fue una ñoñería la falta de empatía del resto del país hacia todo lo catalán? Como esa otra ñoñería para intentar librar lo mejor posible ante las graves acusaciones por los actos cometidos que ahora resulta que donde dijeron digo dicen diego.
No me parece que se defienda con convencimiento en estos momentos ni siquiera con dignidad su afán separatista, y no digan que estaban llevando a cabo un ejercicio de libertad política, porque viendo y escuchando lo que ahora vemos y escuchamos, me cuesta verles tan espantosamente crédulos que hasta se creían que en caso de fracaso no les iba a pasar nada de nada. Vamos, que su aventura secesionista les saldría gratis. Aunque crematísticamente les haya costado ya muchos millones. Mucha sería la torpeza si no se ha sabido distinguir lo que es un juego y lo que es pretender tener de la noche a la mañana una Catalunya republicana.