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Con derecho a réplica

Caritas de cartón piedra

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Hoy empezamos con una cita cultureta que siempre van bien para desatascar. Escribió el artista urbano conocido como Banksy, aunque nadie sabe realmente quién es, «no hay nada más peligroso que alguien dispuesto a hacer del mundo un lugar mejor». Es una verdad irrefutable. ¿A quiénes han perseguido siempre los poderosos, si no a los que intentan que este mundo sea un poquito más justo? Y no se trata de querer cambiar el mundo de golpe como si fuéramos Miss Minnesota (por poner un solo ejemplo) pidiendo la paz mundial, es sencillamente no ser un retorcido con patas al que le importe un carajo el sufrimiento ajeno.

Vamos a lo pequeño, queridos lectores, ese lugar donde todo se entiende mejor. En el municipio de Es Mercadal, en medio de nuestra bella Menorca, han aparecido repartidas por la zona del aparcamiento de Es Molí unas salchichas rellenas con alfileres. Es decir, a algún descerebrado le ha parecido buena idea ir al súper, comprar paquetes de salchichas, irse a casa, sacar del costurero unos alfileres, abrir los paquetes de salchichas, clavarles dentro un buen puñado de alfileres, y salir a la calle del pueblo a repartirlas. Por supuesto este psicópata no quiere hacer del mundo un lugar mejor. Comerte una de esas salchichas puede ser mortal para animales, o incluso para algún niño. Pero a nuestro tarado y cruel sujeto le ha parecido una buena idea. Este tipo empeora el mundo y lo emponzoña de mala manera.

Lo grandes líderes del mal dan miedo, es más, dan un miedo que te cagas, no vamos a ir ahora de héroes que no temen a nada, eso se lo dejamos a los seguidores de los casposos movimientos que se envuelven en banderas a modo de escudo protector para que no les pase nada. Pero lo que realmente acojona es el comprobar cómo, día tras día, hay seres humanos que son insoportablemente crueles con otros seres humanos.

No se sabe si es por la facilidad para comprar que da Amazon Prime, o por la cantidad de horas que pasamos delante de Netflix viendo ficción, pero muchos ya ni se inmutan cuando una nueva patera llena de personas se hunde en el Mediterráneo, o un soldado israelí apaliza a un niño de doce años en Gaza, o echan de su casa a una anciana, y a su hijo con discapacidad, porque los usureros de los fondos buitres han recibido el beneplácito de los políticos corruptos, o algún enfermo fallece en el pasillo de urgencias, porque decidieron hacer de la sanidad un negocio y no un derecho universal. Vemos sufrimiento, y se nos queda la misma cara que a algunas reinas después de la enésima operación de cirugía estética, de cartón piedra.

Los genocidas del siglo XXI visten trajes a medida y usan colonias exclusivas, disimulan mal, pero el problema radica en que encuentran muchos apoyos entre los millones de ignorantes y los miles de privilegiados. Los primeros por puro alineamiento apoyan la crueldad, y los segundos no quieren perder ni una prebenda de su cómoda vida, aunque se sostenga sobre el sufrimiento de miles de personas. Dos padres nuestros, y cuatro avemarías, y mi cielo está asegurado. Y como me caliente un poco lo parcelo y lo vendo al mejor postor, que lo de la burbuja inmobiliaria me dio un montón de pasta.

Banksy también pintó el Parlamento inglés lleno de monos. No hace falta explicar la obra, habla por sí sola. Que se puede esperar de la travesía, si le damos el timón a un mono con dos pistolas. Ya veremos lo que ocurre, mientras tanto, y a pesar de cualquier pesar, les deseo que tengan ustedes un feliz jueves.

conderechoareplicamenorca@gmail.com

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