Me pregunto si después de las elecciones habrá el mismo número de indecisos que ahora. Puede que los mismos problemas sigan enquistados o se agraven. A veces, los conflictos mutan y se vuelven resistentes a cualquier tratamiento. Se requiere personal cualificado y responsable, para construir el futuro que nos espera; ciudadanos y ciudadanas (o como decían antes: ladies and gentlemen) conscientes de sus derechos y obligaciones; no seguidores fanatizados e intransigentes que solo aspiran a imponer su particular punto de vista. Pasotas, abstenerse. Si un país no se defiende de aquellos que lo atacan y aspiran a destruirlo, tal vez no valga la pena o esté condenado a perder sus libertades. Del pasado, nos quedan lecciones y ruinas. El analfabetismo histórico hace que nos creamos todos los cuentos y patrañas. Los totalitarios de hoy se disfrazan de bellas palabras, como siempre. Pero por sus actos los conoceréis.
El cansancio, la desmoralización, la rabia o la desidia, no suelen salir gratis. Se paga un precio muy alto por abandonar los principios y dejarse arrastrar hacia la ley del mínimo esfuerzo intelectual. Venderse al poder es tan habitual como humano. Hoy el poder está fragmentado en mil territorios y la carne es débil. Si quieres la paz, no rompas los acuerdos. La convivencia es un equilibrio. Respeta a los otros. Si piensas solo en ti mismo, acabarás en aquello de: ande yo caliente y congélese la gente