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Asseguts a sa vorera

Memoria selectiva

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No sé, amigo lector, no lo termino de ver. Y mira que le pongo ganas e insistencia, pero no sé, no lo gestiono. Me parece feo –no creo que me dejen poner palabras más feas- que gobiernen una panda de terroristas. Sin el presunto, ni la presunta, con una impunidad alarmante, una especie de barra libre de moralidad que invita a pensar que en este país se olvida demasiado rápido un tiro en la nuca o un coche bomba. Somos unos pendejos. Y unas pendejas, claro. Porque en cualquier otro lugar no se hubiera llegado a esta situación que de tan triste que me parece sigo pensando que en algún momento me voy a despertar y todo habrá sido una pesadilla, una noche toledana con una mala digestión, un muy mal rato.

Pero no. Los terroristas tienen ahora la llave del gobierno de España. ETA ha ganado su lucha y la Democracia ha perdido, violada y mancillada sin ningún escrúpulo. Enmascararon su odio en otras siglas, en otro nombre, sin curar la rabia que les empujaba y el resultado, como somos idiotas, es que ahora tienen fuerza para decidir más allá de lo que les preocupa. Y ellos son tan asesinos como el insensible que lo justifica, como el ciego que no quiere ver, como el bastardo que los ampara.

No somos un país de pandereta, somos un paraíso para los tontos de capirote donde fructifican los payasos, los inútiles y triunfan los malhechores y los maleantes. Ponemos un circo y nos crecen los enanos, montamos un gobierno y nos gobiernan los terroristas, aquellos que nos mataban por la espalda, a traición y de la forma más cobarde y vil que se recuerda. Ojalá hubiese el mismo empeño y saña en la persecución de los que hasta hace poco más de 10 años mataban porque no les gustaba lo que había y pensaban que era la única solución, que los que hay cuando viene bien desenterrar los desastres posteriores a la Guerra Civil. La memoria que nos venden no es histórica es selectiva.

¿Sabes? Cada vez me gusta menos tratar temas serios en estas líneas porque pienso que pueden intentar ser un reducto de humor, un coto privado de tonterías que se mantenga al margen de la realidad o que la distorsione para compartir un rato agradable los sábados. Pero hoy no puedo, me siento abatido y asqueado, harto del mangoneo insensible al que se somete el ciudadano. Porque el que no nos roba, nos humilla. Y aquí no pasa nada.

dgelabertpetrus@gmail.com

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