Propongo un balance provisional de los cambios operados en el puerto de Mahón. Desde la certeza de que no habrá unanimidad al respecto, aporto mi visión sobre el particular.
Gracias a la ampliación de las terrazas (hablo del Moll de Llevant; los de Ponent declinaron/protestaron la oferta y se decantaron por la circulación doble), el pequeño restaurante que regento ha podido afrontar el mes de julio con un aforo suficiente como para frenar las pérdidas de junio y comenzar a generar beneficios. Además, la medida ha hecho posible el rescate de dos trabajadores adscritos a un ERTE. Nótese que estos dos efectos positivos no hubieran sido posibles si mi terraza hubiese mantenido el espacio habitual pero sometida a las exigencias de separación de mesas que prescribe la actual lucha contra la pandemia. Nótese que al final todas las terrazas del Moll de Llevant se han acogido a la ampliación, a pesar de que algunos de sus gestores protestaron vehementemente ante la implantación del sentido único (medida necesaria para la ampliación de dichas terrazas). Nótese que Autoridad Portuaria ha hecho caja con dichas ampliaciones. Nótese que los clientes han valorado positivamente el nuevo paseo, al margen de algunas críticas sobre el color del pavimento y otros asuntos menores, y en un porcentaje muy elevado han apreciado los cambios como pertinentes. Personalmente opino que la calidad del puerto ha mejorado considerablemente con la reforma. Niños correteando por el anulado carril, gente paseando en columna en vez de en fila... Nótese que hace años donde ahora hay un paseo y jardineras, había coches aparcados, cuyo usufructo recaía sobre todo en los camareros de los restaurantes o dueños de los negocios, cuando no grandes furgonetas que tapaban la vista.
Nótese que las jardineras que impidieron felizmente tamaña insensatez fueron criticadas por empresarios que ahora las ponen frente a sus negocios. Nótese que se criticó la actuación (tan ventajosa desde mi humilde criterio) entre otras cosas porque no consideraban (los críticos) este momento el idóneo para acometer los cambios. Creo sin embargo que se ha hecho en el mejor momento: ha salvado economías y empleo en un tiempo en que el hacinamiento ha sido abolido por la prudente separación de seguridad.
¿La nota mala? La hay. Los primeros días fueron caóticos y hubo quien se mosqueó con tanto cambio y tanto gasto evitable. Ahora que la cosa se ha serenado solo percibo buen feeling por parte de los clientes.
Albergo no obstante un temor: El parto fue doloroso. El bebé vino de nalgas. Parece que esto quite las ganas de un nuevo embarazo, aunque dicen que el dolor se olvida y el segundo suele ser menos problemático.
Yo diría que sería bueno dejar el puerto como está para sucesivas temporadas. Volver atrás sería un error. Incluso creo que sería bueno para el puerto y para Mahón avanzar en la peatonalización parcial y temporal, resolviendo previamente y de forma seria el tema del aparcamiento. Para este y otros retos sería conveniente, siempre según mi humilde criterio, que se produjera eso que a nivel nacional no son capaces de hacer nuestros amados líderes, esto es, la colaboración entre el actual alcalde y Águeda Reynés (sea quien sea quien gane las próximas elecciones). Águeda demostró su capacidad de gestión (en la asignatura «ascensores» da sopas con honda al actual consistorio, por ejemplo) y Héctor ha demostrado valentía y ganas. Si los dos colaboran, Mahón gana seguro. Pisarse la manguera, deporte muy practicado por el gremio, da menos votos de los que se piensa, y además retrasa los avances.
¿Qué tiene que ver la monarquía en este ajo? Absolutamente nada, pero me gustaba el título para un artículo.
Ya no me queda espacio para desarrollar el tema pero sí el suficiente para avanzar una preferencia personal. Dado que encuentro la monarquía injustificable desde la estética y la ética, y dado que la república no garantiza ni la ética ni la estética, propondría que Felipe se presentara a unas elecciones a la jefatura del Estado, no como rey sino como un tipo preparado para el cargo.
Yo le votaría