Por fin se fue Trump, parecía que no iba acabar nunca su salida de la presidencia. No me gusta mirar la televisión, en Estados Unidos nunca la pongo, pero este año ha sido distinto. Dos días me he pasado pegado a la tele, primero el día 6, el día de ataque al Congreso, y luego el día 20 el de la marcha de Trump y de la jura del nuevo presidente.
Los días antes de 20 de enero fuero tensos a la espera que algo pasara. Los grupos extremistas pro-Trump habían anunciado marchas contra todos los capitolios de los estados, pero nada pasó. Trump estaba callado y no se sabía qué estaba haciendo, todos temiendo una declaración de la ley marcial o algo por el estilo. Pero no, nada pasó.
Ahora sí sabemos lo que estuvo haciendo el día 19. Redactó una orden en que prorrogaba por seis meses los servicios policiales de protección para él y su familia y concedió 143 indultos. Indultos a sus colaboradores, como Bannon, y a personas con influencia. Ya habíamos tenido una experiencia similar en Tennessee hace unos año. Cuando faltaban pocos días para que terminara el mandato del gobernador se puso a emitir indultos de forma que se decidió adelantar la toma de posesión del gobernador entrante para pararlo. ¿Por qué esta actividad con los indultos? En el caso del gobernador estaba claro, cobraba por ellos. En el caso de Trump no lo sabemos, pero no me extrañaría que fuera algo parecido.
Así que el día 20 de enero estuve con la televisión desde las 8 de la mañana que es cuando Trump dijo que saldría de la Casa Blanca hasta que se embarcó en el avión rumbo a Florida, entonces respiré tranquilo. A su marcha nos indicó que 'volverían' así en plural, supongo que se refería a él y sus seguidores. Una amenaza que sigue pendiente. Pero de momento se fue, después de haber hecho 30.573 falsas o equivocas afirmaciones en sus cuatro años de presidente.
Más tarde, al mediodía, empezó la ceremonia de jura del nuevo presidente. La ceremonia es larga y muy interesante. Es una celebración de la democracia. No se sí en España se entiende esta ceremonia, sé que a mucha gente le parece un simple espectáculo, pero es mucho más. Es como el caso de una misa, para un no creyente le parecerá un puro espectáculo, pero para un creyente tiene un significado que va mucho más allá. Eso es lo que pasa con el acto de la jura para los americanos que son creyentes en la democracia.
En la ceremonia participan miembros de todas las instituciones del Estado y de ambos partidos. También los expresidentes, salvo Trump, que mostraban claramente relación de amistad entre ellos a pesar de no ser del mismo partido. También participaron reconocidos artistas, cantantes y una poeta, los artistas no quisieron participar en el caso de la jura de Trump. La ceremonia tiende a enfatizar la unidad de todos en la democracia.
Este énfasis en la importancia de la democracia fue el centro del discurso de Biden ya que trata de rescatar el país de los destrozos de Trump en políticas y principalmente en la cultura democrática. Biden pidió una vuelta al civismo como base para el futuro. Trump no ha tenido respeto a nadie, ha mentido e insultado sin parar. Es necesario volver a las buenas maneras, a la unidad, al dialogo entre partidos y a los pactos en servicio de la ciudadanía.
Me hubiera gustado que los políticos españoles escucharan a Biden y entendieran la importancia de esta cultura democrática. La democracia no consiste solo en poder votar cada cuatro años. La democracia requiere esa cultura básica y que aprendan que al Congreso no se va a insultar a los otros, sino a trabajar todos juntos en servicio de la ciudadanía. ¿Es tan difícil de entender eso?
La nueva fase del gobierno ha empezado. Hemos vuelto a unirnos al Acuerdo de París y a la OMS. Se han empezado a cancelar las ordenes firmadas por Trump contra la protección del medio ambiente y el cambio climático. Ya podemos empezar a respirar relajadamente, aunque queden muchas tareas pendientes