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Los malditos científicos

| >Oak Ridge (EEUU) |

A los científicos que presentan sus opiniones sobre los resultados de una investigación se les suele clasificar de dos formas, si los resultados están de acuerdo con lo que quieren hacer los políticos entonces son buenos, pero si van en contra de lo que quieren hacer son malos y en algunos casos malvados.  En Estados Unidos estamos teniendo un caso muy significativo, el del Dr. Fauci.

El Dr. Anthony Fauci es un prestigioso investigador de enfermedades infecciosas y desde hace años es el director del National Institute of Allergy and Infectious Diseases. Al principio de la pandemia participó como consejero de la Casa Blanca en las conferencias de prensa que daba Trump. Fauci pausadamente daba sus opiniones sobre lo que debía hacerse para salvar vidas y después Trump irrumpía con sus opiniones fuera de control para salvar la economía. No duraron mucho estas reuniones conjuntas y Fauci fue separado de toda participación en estas conferencias.

El Dr. Anthony Fauci es un prestigioso investigador de enfermedades infecciosas

Pronto Fauci fue el blanco de muchos insultos y ataques por parte de los republicanos. Estos ataques siguen hasta el punto que lo han ligado a la generación del virus. Según ellos Fauci colaboraba con investigadores en Wuhan y de esta colaboración salió el virus que ha causado la muerte de 600 mil americanos. Esto absuelve a Trump de toda responsabilidad por esas muertes, Fauci es el culpable.

La incitación a la violencia sigue a pesar de que Trump ya no está de presidente y Fauci es uno de los blancos. Esos ataques a Fauci son peligrosos. Incluso el hijo de Trump sacó un tweet diciendo que se alegraría si lo mataban. En un país como Estados Unidos en que todo el mundo tiene armas, esto es una declaración muy peligrosa.

En Estados Unidos ese no ha sido el único ataque a investigadores epidemiológicos. Están los grupos anti-vacunas que han mostrado también intenciones violentas contra algunos médicos. Un caso curioso ha sido el de grupos religiosos que usan el argumento de que Dios sabe mejor que los científicos lo que hay que hacer y ellos están en comunicación con Dios. Este es el caso del pastor Rick Wiles de una iglesia en Florida que afirmaba que las «vacunas son parte de un genocidio global dirigido por el equipo de Satán en el planeta». Curiosamente al cabo de pocos días de hacer estas manifestaciones fue internado en un hospital por covid-19.

Un caso de castigo a una médico, la Dra. Popel de Urgencias en el hospital Mateu Orfila, ha tenido lugar en Mahón. Ella comunicó en una entrevista su preocupación por el uso de la vacuna AstraZeneca, dando datos. Por eso el director del Hospital la castigó de momento con suspensión de empleo y sueldo por seis meses. La Dra. Popel puede estar en lo cierto o equivocarse, este no es el problema. Los investigadores cometemos errores con frecuencia, pero para eso están los otros científicos para contrarrestar nuestras opiniones. Otros miembros del equipo de Urgencias podrían haber evaluado lo que dijo la Dra. Popel, pero no castigarla.

Yo estuve en una situación parecida en el año 2004. Después de un gran apagón en el Noreste, tuve muchas entrevistas de prensa y di mis opiniones. Eso no gustó en el Departamento de Energía, controlado por los republicanos en aquel momento. El encargado de ciencia llamó al director de mi laboratorio y le pidió que no me dejara continuar la investigación que hacía porque «causaba pánico en la ciudadanía». El director me llamó, me contó su conversación y a diferencia del director del 'Mateu Orfila', me dijo que siguiera adelante y que si había más problemas me protegería.

Los científicos en muchos casos estamos pagados con dinero público, por tanto somos responsables frente a los ciudadanos de nuestra investigaciones. A pesar que el dinero nos es suministrado a través de los políticos, el dinero es de los ciudadanos, y nuestra responsabilidad es con ellos.

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