Bueno queridos lectores, ya tenemos claro que no vamos a dejar de flipar nunca con algunas de las cosas que nos están tocando vivir. Produce estupor escuchar como la ultraderecha política y mediática le mete caña al Papa Francisco. Si hacen un barrido rápido por Internet pueden ver como los voceros que dicen y hacen cositas de fascistas, pero se ofenden cuando se les llama fascistas, han soltado los mayores exabruptos contra el pontífice llamándole, entre otras lindezas, satánico, encarnación del mal en la Tierra, comunista y representante del diablo- qué tendrá que ver una cosa con otra-, el peor Papa de la historia, olvidándose de personajes tan siniestros como el Papa Alejandro VI, que sobornó, mató, y conspiró todo lo que le dio la gana y más y aún le quedó tiempo para pecar, según su propia doctrina, saltándose el celibato por el forro de la sotana, y es solo un ejemplo.
La ultraderechita envalentonada y desatada ha llegado a decir entre carcajadas que escupirían sobre la sombra del Papa, o que el «ciudadano Bergoglio» acabará oficiando misas para el maligno; joder, si estos mismos insultos hubieran salido desde otras líneas ideológicas ya estaría más de uno en la cárcel, o al menos en el banquillos, sobre todo si eres rapero o cómico. No sé, con todos los casos, ya sentenciados, de pedofilia que ha tenido la iglesia católica, los herederos de las dictaduras más abyectas no abrían la bocaza, pero como al líder de la iglesia de su religión le dé por hablar de los derechos de los inmigrantes, o de la necesidad de una renta básica universal para que nadie pierda su dignidad dejándose explotar para sobrevivir, ¡madre mía!, abren la caja de todos sus demonios neoliberales para soltar por esa boquita lo que muchos ateos nunca hubiéramos dicho.
Y así marcha la cosa a dos semanas de que entremos en el 2022, en pleno siglo XXI, aún encontramos especímenes que se diferencia poco del Cromañón, especímenes que dicen agarrarse a las tradiciones para no evolucionar lo más mínimo, seres que añoran tiempos pretéritos, pero además tiempos pretéritos inventados, que nunca existieron. Sólo un ejemplo, ellos le llaman Reconquista cuando según Alejandro García Sanjuán, profesor de Historia Medieval de la Universidad de Huelva, «se trata de una visión del pasado totalmente falsa y anacrónica. España no existe como nación en la Edad Media,… si hubiese sido realmente una reconquista, se habría reinstaurado el reino visigodo de Toledo». Pero que más nos da lo que diga un profesor de Historia especializado en el tema y con años de estudio, si yo tengo mis banderitas, mis eslóganes, y mi patente de corso para soltar mis mierdas sin ninguna consecuencia, y encima estoy creciendo como la espuma a hombros de unos medios de comunicación cómplices, o pusilánimes; tú di lo que quieras, que yo trituraré lo que me parezca, incluido a nuestro propio Papa.
Así va la cosa, entre los que chillan más que nunca y los que callan por miedo, o por pereza. Entre los que día tras día escupen sin cesar sus excrementos ideológicos y los que se ponen de lado para que no les dé, o se refugian en Neflix y Amazon Prime para no enterarse de la movida. ¿Cuál sería la manera de romper esta espiral demencial?, pues no tengo ni puñetera idea, estoy más perdido que un turista inglés en una habitación de Magaluf sin balcón, y además mis neurona dan para lo que dan, así que si a alguien se le ocurre algo que lo vaya soltando, gracias. Feliz jueves.
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