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Con derecho a réplica

Felicidad artificial

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Madre mía, no me da la vida, es que no me da la vida. El trabajo se ha puesto exigente, pero yo me lo tomo como un gran reto, por algo somos una empresa joven e innovadora, no somos una startup más, como dice Borja, el jefe, somos dueños de nuestro destino, por eso desarrollamos planes de economía colaborativa para cambiar el mundo… un segundo que me acaba de entrar un mensaje de Borja a mi Ipad… fantástico, este finde ha montado un encuentro para sumar sinergias, al parecer haremos trekking por la sierra, después un desayuno verde con aguacates y brotes de soja regado con smoothies de jugo de remolacha y frutos rojos, todo muy foodie y muy healthy. Después del desayuno haremos una sesión de mindfulnes, y de ahí seguro que sale una brainstorming increíble, para darle a la empresa un enfoque eco, y de respeto a la diversidad, madre mía, la facturación se va a disparar la hostia. Sí, claro que nos llevará todo el fin de semana, pero los sueños hay que pelearlos, y como dice Borja, no nos mueve el dinero, aunque él llega al coworking en Ferrari, nos mueven las ganas de sacar lo mejor que cada uno llevamos dentro. De momento nos tiene a todos como autónomos, pero en cuanto entremos en el mercado asiático todo cambiará.

Borja es un visionario, como lo fueron su abuelo y su padre, a pesar de venir de familia de mucha pasta y varios títulos nobiliarios tiene una sensibilidad muy siglo XXI, sin ir más lejos el año pasado hicimos una campaña en Twitter para concienciar a la gente del hambre en el mundo, compramos entre todos un lote de comida en el supermercado, Borja, por su definición horizontal de lo que es la empresa, también puso sus diez euros, y nos hicimos unas fotos con el logo de la empresa cuando entregamos las bolsas de comida al banco de alimentos, y a los de marketing se les ocurrió subirlo también a Instagram con el hashtag «repartiendo felicidad», más tarde nos fuimos al restaurante del Chef Rocco Tortellini a degustar sus últimas creaciones con oxígeno liquido y zanahorias baby plantadas con estiércol de bisonte canadiense, una maravilla, hice varios post y varias stories, fue un día increíble de solidaridad.

De momento sigo en una habitación del piso de estudiantes, ya les he dicho a mis padres que en cuanto entremos en el mercado asiático podrán dejar de enviarme la pensión, son buena gente, pero unos boomers de manual, ya les tengo dicho que con treinta y tres años tengo toda la vida por delante y que estoy persiguiendo mis sueños. No estudié Empresariales e hice el Máster en «Consumo responsable, economía circular y cómo sacarle el máximo partido a tu VISA» para quedarme de cartero en el pueblo, como dice uno de mis grandes referentes Jeff Bezos : «Debes tomar las decisiones que sean necesarias», y estoy en ello. Además deben entender que con las cuotas de la bici eléctrica, del Iphone y el Ipad, de las clases de hot yoga y microgimnasia, las sesiones de la psicóloga, los encuentros con mi coach, el curso de cocina vegana, el alquiler, la cuota de autónomos, no me llega con los seiscientos euros que nos paga Borja en criptomonedas.

Como dice mi coach el insomnio es el fruto de mi inagotable curiosidad y mis ganas por cambiar el mundo, por cierto debo bajar a la farmacia porque me he quedado sin laxatin y ya no me quedan uñas, la verdad es que gestiono bien mi ansiedad y en cuanto entremos en el mercado asiático seguro que seré aún más feliz, ya se sabe «querer es poder», ¿verdad? Feliz jueves queridos lectores.

conderechoareplicamenorca@gmail.com

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