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En pocas palabras

Paseíllos sin rumbo fijo

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Hoy y como casi todos los días he salido a primera hora de la mañana para recorrer los mismos lugares de siempre. Yo llamo primera hora no antes de las diez que para mi es la franja horaria ideal desde que estoy jubilado y las urgencias laborales pasaron a mejor vida.    Hay profundos pensadores que mantienen la teoría de que para que el vivir, no la vida, se te haga    más largo, lo mejor es levantarte a las seis y acostarte pasadas las doce. Yo lo intenté una vez y que quieren que les diga, que es cierto, el día se hace larguísimo y el aburrimiento también. Si te quedas sentado en el sofá mirando musarañas o haciendo crucigramas, llega que no haces una cosa ni otra, bien hechas quiero decir y acabas mirando el reloj y comprobar lo lentas que van las manecillas con lo cual llegas a la conclusión que metido en la cama es donde estas mejor y que al que la inventó se le tendría que haber hecho un monumento. Si por el contrario decides ser un valiente y te lanzas a la calle, te das cuenta que eres el único, te pelas de frío y no puedes tomarte un reconfortante café porque a las seis de la mañana todo está cerrado y las cafeteras están empezando a recalentarse. Esa soledad te lleva a pensar cosas extrañas pero posibles y te preguntas que si te cruzas con la autoridad y te toma por un espía ruso que haces tu? Porque tu sabes muy bien que la Isla tiene una situación estratégica en el mediterráneo de primer orden y en estos momentos la cosa no está para muchas bromas. Decides volver a casa, echar los cerrojos y hacerte un cortadito bien caliente, vamos lo que tenías que haber hecho antes de creerte un caballero andante sin rumbo fijo.

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