Hemos conmemorado la Muerte de Jesús de Nazaret en una cruz y celebramos el misterio de la Resurrección este domingo con el Deixem lo dol. Si en años anteriores murieron miles de personas a causa de una enfermedad sin vacuna, ahora pasa a primer plano la sangrienta guerra desencadenada por Rusia con desastrosas secuelas. Hoy, miles de ucranianos sufren persecución y muerte hasta extremos increíbles. La lógica de la guerra dice que ha de haber un ganador y un perdedor. Por eso, las conversaciones de paz son tan difíciles. Nadie quiere rendirse ni aparecer como vencido. ¿Cómo parar la máquina infernal de la guerra? ¿Cómo restaurar la paz y la convivencia tras toda la destrucción y el caos que se ha provocado?
La primavera nos hace pensar en resurrección, vida después de la muerte. Estos días más luminosos todo vuelve a florecer en la isla: amapolas, margaritas, almendros y orquídeas. El hinojo y los gamones (fonoll i caramuixes), la zulla o vinagrella… el verde que cubre la tierra y alimenta a los animales. Los aromas del tomillo, romero, manzanilla… al mismo tiempo que las flores se abren, abren muchos negocios que han estado cerrados esperando la llegada de turistas y visitantes.
Después del duelo (pandemia, guerra…) la vida resurge y se abre paso. Muchos quedan por el camino. El dolor no tiene medida. No aprendemos lo suficiente para no caer siempre en los mismos errores y desastres. Somos demasiado soberbios.