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El peso de la corona

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Sus peculiares problemas con Hacienda no los ha resuelto la figura del «ha prescrito» solamente o el recurso socorrido de la regulación, para algunos tan oportuna. Los problemas de sus desbarradas finanzas fuera de la fiscalidad patria, se los ha socorrido el hecho de que no todos seamos iguales ante la ley, en algunos casos, más distintos que el día y la noche. Podríamos muy bien pasar en ese punto por ser de planetas diferentes. Es el abismo que hay entre una testa coronada o formar parte de la gleba jornalera, aquellos que han nacido pobres viven pobres, y serán enterrados con el sudario de la miseria. A pesar de su pobreza, Hacienda les tiene interés, y si les puede sacar un euro, Dios nos libre de no aforarlo a las arcas públicas, porque le puede caer encima el pesado peso de la ley. Pobre del pobre que es pobre, a jornal y media manta, sin lograr juntar nunca unos mínimos caudales para llevar un año a la parienta unos días a una playa menorquina. Otros, por ser vos quien sois, no se les alcanza que con su comportamiento hubieran podido quebrar ni el más mínimo precepto de la dignidad y nobleza que determinado cargo público exige, parejo a la obligación de renunciar a lo que el cargo, por razón de su alta dignidad demanda. Hay cargos que no soportan ni la levedad de un comportamiento anárquico. Eso, debería saberlo el seleccionador de la Selección Española de Fútbol, eso lo sabe o por lo menos debería de saberlo el Presidente del Gobierno, todo y que sus exabruptos tienen que enfrentarse al severo fielato de las urnas, que a fin de cuentas, son las que en democracia dan o quitan poder.

Vuestro cargo ha sido el más importante que en España se pueda ejercer. En buena parte del largo mandato ejercido, fuiste hacedor de monárquicos o por lo menos juancarlistas. El otro día escuché con dolor y asombro que ahora sois una máquina de hacer republicanos. Dicen quienes lo saben que hay cosas que no son fáciles de ocultar, como el dinero, la belleza y el poder.

Tomado de la portada de ‘El País', miércoles 25 de mayo 2022, donde dice: «el comisario jubilado José Manuel Villarejo reveló en septiembre de 2017 a la entonces secretaria general del PP, Mª Dolores de Cospedal, que Juan Carlos I tenía fondos en el extranjero no declarados» ¿Qué fondos? ¿Y la Sra. Cospedal por qué no lo denuncio? ¿No era ese un comportamiento ilegal?

El hecho de que Hacienda haya decidido hacer con el ilustre huésped español de Abu Dabi borrón y cuenta nueva, no anula lo que se haya hecho mal. Es como esa figura que a tantos ha socorrido del «ha prescrito», que algunos confunden con una goma de borrar. Puede que haya prescrito ante un tribunal, pero ante los hechos consumados no anula que lo que sucedió haya ocurrido, pero lo que es realmente doloroso para el ciudadano de a pie es ver como gracias a esas maniobras, algunos viven como reyes (y no estoy señalando a nadie en concreto).

Puede que con tanto protocolo, a este hombre no se lo hayan explicado bien, puede ser que con tanto protocolo no lo haya entendido, porque el otro día en Sanxenxo, una periodista le espetó dado que iba a verse con su hijo el rey Felipe VI «¿le va a dar algún tipo de explicación?». «Explicación, ¿de qué?», acompañando al desaire de una sonora y real carcajada.

Hoy por hoy, no se me alcanza si es que no somos iguales ante la ley o es la ley la que no es igual para todos. En cualquier caso, señor, debería saber que el honor es el regalo que algunas personas se hacen a sí mismas, y que aunque todos nacemos con honor, muy pocos mueren con él. Por último, no quiero dejar sin decirle que la discreción es la parte más difícil del valor.

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