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La covid-19 no ha desaparecido

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Hoy día 12 de junio, estaba en la porchada de mi casa leyendo noticias sobre la marcha de la covid-19, y la verdad no es para estar muy alegre, ya que deja 50 fallecidos diarios ¡Hombre! comparándolo a cuando eran 1.000 diarios, me parece un avance muy positivo, no porque 50 fallecidos me parezcan pocos, si no porque 1.000 me han parecido siempre una verdadera barbaridad. Por otro lado, según los expertos en este impasse en que nos encontramos, parece que el virus se ceba mayormente en la gente mayor, personas que por sus años, acumulan varias patologías, sus defensas suelen estar mermadas.  También porque algunas personas mayores no están vacunadas, inexplicablemente. Con todo, afirman los técnicos sanitarios en enfermedades virales, que gracias a Dios, la población española se puede decir que esta vacunada, salvo aquellos que siempre van contracorriente, sin pararse a pensar que están jugando con una peligrosa ruleta rusa, cuyas balas son un virus    de gran volatilidad que aún no ha desaparecido. En cualquier caso, 350 víctimas a la semana no es para echarlo a barato, y, aun así, hay que dar gracias a Dios si el virus aguanta tal va que parece que es menguante, y no potenciando su letalidad.

Hoy por hoy, no conozco de ningún organismo sanitario, que se atreva a darle a la covid-19 un acta de defunción. Los prudentes dicen que hemos tenido demasiada prisa en meter las mascarillas en el cajón de lo que ya no sirve. Ojalá, Dios no lo permita, que tengamos que recordar a la carrera dónde las hemos guardado cuando ilusos creíamos que ya no las íbamos a usar más. Pero como nunca hay algo que esté mal que no pueda estar peor, no deja de ser oportuno recordar que en España la viruela hace años que se consideraba erradicada, y mírate tú por donde, va ahora sin pedir permiso y se nos hace viral en la prensa. Es un pariente muy cercano de la viruela común que el mundo ya padeció con inusitada virulencia.  Ahora la llaman la viruela del mono, porque se detectó hace años en monos de laboratorio, aunque también dicen que es de origen vírica, también se ha dicho que es de transmisión sexual, opinión que ha decaído, porque como pasó con la covid-19, con este nuevo virus andamos aún muy desorientados. Lo que más nos llama la atención son las erupciones cutáneas, aunque pueden aparecer en otras partes del cuerpo que vienen a desarrollar a los pocos días ampollas    que irán evolucionando hasta crear la formación de pústulas. Soy de la opinión que ante una patología nueva, sin un aval de su historia detrás que nos dé información, al principio se dicen muchas cosas que luego no son verdad. Parece que ya hemos desechado la transmisión sexual. Lo que sí es verdad, es que ha causado una notable sorpresa  en la comunidad científica y no digamos entre el común de la ciudadanía, que es consciente de que aún no podemos dar por finiquitada la covid-19 y ya tenemos un nuevo problema sanitario de propagación vírica llamando a la puerta. Algunos han aseverado que los que estamos vacunados contra la viruela, es fácil que no tengamos ningún problema. No obstante, la viruela por la que fuimos vacunados y la viruela del mono, son diferentes. Yo me lo miraría mucho antes de lanzar a los cuatro vientos, que la vacuna de la vieja viruela es también útil para esta nueva.

La población española nacida antes de 1980, con este criterio tendría ya parte si no toda, la inmunidad necesaria ante la llamada viruela del mono, ya que fueron vacunados en las campañas para acabar con la viruela tradicional. Parece que la viruela actual tiene buena respuesta ante la vieja vacuna, que probablemente se trate de un brote de viruela, eso sí, diferente.

La viruela común, la que asoló el mundo sobre todo a la vieja Europa, provocó millones de muertos, haciendo desaparecer poblaciones enteras. Lo dejo aquí como curiosidad.

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