¿Cómo están queridos lectores? Espero que hayamos aprendido todos que el fin del mundo no nos va a pillar bailando, por más que este empalagoso eslogan presida, en letras gigantes de cartón, las fiestas de boda. El fin del mundo nos pillará tosiendo por algún virus, o por ese aire irrespirable que niegan los que niegan futuro porque echan de menos una vida en blanco y negro, o subiendo alguna foto a Instagram, o realizando algún bailecito chorra para Tik Tok, o dando nuestra opinión en Twiter a alguien que no nos la ha pedido, o diciendo «yo soy así de sincero» cuando en realidad los que dicen esta frase son bastante gilipollas, o discutiendo sobre la última parida que ha dicho algún líder fachita para desviar el foco de lo importante, o viendo fútbol, y ya sabemos que en eso del balompié todo lo que no sea Atlético de Madrid es irrelevante, o haciendo dieta intermitente diciendo que es para estar sanos cuando lo que queremos es que nos entre el bañador del año pasado, o viendo la última serie que va de antisistema pero en realidad es la que le interesa que veamos al algoritmo de la muy capitalista y prosistema Netflix, o tomándonos algún ansiolítico para aguantar los dolores del alma, o cagando mientras miramos el móvil y añorando los tiempos en que cagábamos mientras nos leíamos un libro.
PERO COMO ya hemos dicho cientos y cientos de veces, hasta que ese preciso instante llegue vamos a intentar pasar el rato lo mejor posible, porque no hay otra opción, y aquí va bien poner una cita para dar la nota cultureta que emulsiona un artículo: «Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo», el escritor y poeta Mario Benedetti dixit. Y en ese intento epicúreo por «estar tan panchos» me puse a buscar en Internet relojes de lujo, para comprobar una vez más cuánta pasta están dispuestos a soltar los megarricos para diferenciarse del resto de la humanidad, a los que ellos llaman «purria de carne bípeda con ojos», pues bien, vi un reloj de la marca Patek Philippe que se vende por 1.194.399 euros, la cifra ya es para poner mil emoticonos de caras sorprendidas y asqueadas a la vez, pero aún queda por saber lo mejor, la página te pide 18 euros por gastos de envío, toma ya. Me imagino al multimillonario de turno diciendo: «vaya relojito, me lo compro…ah no, espera que me quieren quitar casi 20 euros por el envío, paso, que no están los tiempos para malgastar el dinero».
TENGO AL algoritmo de búsqueda de Google loco, ahora cada vez que abro cualquier página en Internet me aparecen anuncios de relojes de lujo, me han metido en el target de clientes millonarios, obviamente, por eso de las risas, les he ayudado un poco buscando lofts de lujo en Nueva York, joyas hechas con los diamantes de sangre que limpian en las ‘respetables' joyerías de Amberes, carne de Wagyu que va a 500 euros el kilo y unos Airpods de oro de 18 quilates que venden los de la manzanita pija por unos módicos 61.570 euros. Pero nosotros seguimos pensando que somos clase media porque nos podemos comprar a plazos un iPhone, vaya tela.
Yo qué sé, pero si la bolita azul que flota por el espacio tiene que reventar en mil pedazos yo pido que me pille tomándome una cerveza bien fresquita con la familia y los amigos, mientras tiramos de humor negro, ese que no puedo publicar aquí, y partiéndonos de risa mientras nos imaginamos a los ricos y poderosos abrazados a sus joyas en algún triste búnker del desierto de Arizona. Rico lúpulo y feliz jueves.
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