Me han dicho que Gutenberg inventó algo revolucionario. Algo que lo cambió todo. Vaya historia más entretenida para leer. El primer libro que imprimió fue la preciosa Biblia de 42 líneas.
En esta vida, hay pocas cosas aisladas o que no se influyan unas a otras. A veces cuesta seguir el rastro o la secuencia, pero eso no quiere decir que no existan hilos invisibles que actúan y nos ayudarían a explicar o comprender muchas cosas. Leyendo nos enteramos de las causas y antecedentes. Por ejemplo, la fiesta de Sant Jordi se celebra en Cataluña el 23 de abril, día en el que murió dicho caballero y santo. Cuentan que se negó a cumplir la orden del emperador Diocleciano de perseguir a los cristianos, por lo que fue martirizado y decapitado. Esa fecha coincide con la muerte de Cervantes y Shakespeare. Libros y rosas pueden decir muchas cosas. Sobre todo, los libros.
Los hechos se olvidan, se pierden, se manipulan y tergiversan. Cuando, en esta sociedad demencial, olvidamos o renunciamos a lo que somos y hemos sido, estamos empezando a ser otra cosa. Intentan sustituir una cultura por otras, despreciando nuestro pasado con sus aciertos y errores, y lavarnos el cerebro porque se escribe mejor en una mente en blanco. El dinero sigue siendo un poderoso caballero, ya lo dijo Quevedo. Leer y comer tienen algunas cosas en común. Seguro que se les ocurren unas cuantas.
Hoy nos vamos marchitando paulatinamente por falta de raíces.