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Les coses senzilles

Maria Aurèlia Capmany

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Maria Aurèlia Capmany era hija del escritor y folclorista Aureli Capmany, fundador de la revista «En Patufet». Maria Aurèlia contaba acerca de su padre que a la hora de morir quiso confesarse, a pesar de ser ateo. Cuando le preguntaron por qué, dijo algo así como «por si las moscas». Maria Aurèlia se licenció en Filosofía y ejerció la docencia durante muchos años. Ganó el premio Joanot Martorell con su novela «El cel no és transparent». Más tarde obtuvo el premio Sant Jordi con «Un lloc entre els morts». Fue una escritora polifacética, se dedicó a la traducción, al teatro, al ensayo y otros géneros literarios. Fue una destacada feminista. Fue regidora de Cultura en el Ayuntamiento de Barcelona por el PSC.

Maria Aurèlia Capmany, que dirigía en Barcelona la colección JM de la editorial Nova Terra, me publicó mi primera novela en 1974. Para ello tuve la ayuda de Josep Maria Llompart, que era un buen amigo de Maria Aurèlia y de Jaume Vidal Alcover, su compañero y su esposo. También tuve la ayuda de Gabriel Janer Manila, que era jurado del premio Gabriel Maura de 1972, otorgado por el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, en el que mi novela «L'Arcàngel» resultó premiada. Era una novela surrealista y de difícil lectura. Josep Maria Llompart la comparó con las novelas de Boris Vian, que yo aún no había leído. Yo era un jovencito de 22 años y creía que iba a comerme el mundo, y por poco el mundo me come a mí. La novela estuvo dos años prohibida por la censura, por cuestiones eróticas, pese a que el erotismo que entrañaba era de lo más ingenuo y fantasioso. En el informe venía a decirse que escribía demasiado bien y se me comparaba a Camilo José Cela. Decían que tenía mucho futuro, de modo que decidieron recortarme las alas. Al cabo de dos años otro censor dejó pasar entera la novela. Seguramente entre todos la mataron y ella sola se murió, porque la novela se vendió mucho. Durante 8 años más me presenté al premio Víctor Català de narraciones, del que Maria Aurèlia era jurado, pero no lo gané hasta que la sustituyó su compañero Jaume Vidal Alcover, que dijo de mí que escribía lo que quería y como quería. El libro de narraciones se titulaba «Lady Valentine». Creo que Maria Aurèlia volvió a ayudarme cuando en 1988 me dieron el premio Ramon Llull de novela, instituido por Planeta, del que ella era jurado, por «Moro de rei». Maria Aurèlia Capmany era una gran novelista, una de las mejores que ha dado Catalunya, comparable a Víctor Català o Mercè Rodoreda.

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