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Café del mar

El plácido fluir de la vida

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Después de todo, todo ha sido nada, a pesar de que un día nada lo fue todo. Así expresaba el gran Pepe Hierro las sensaciones del adiós, del fin de una etapa o de una transición necesaria para cuerpo y alma. Me sirve también para anunciar el cierre del Café del mar a los queridos parroquianos, los habituales y los esporádicos, que un día a la semana hemos compartido comentarios sobre asuntos de la política y de la vida cotidiana con ironía a veces y, las más, desde un punto de vista crítico. No es otra cosa el periodismo, contar lo que pasa, descubrir lo que se esconde y aportar datos para crear opinión. Camilo José Cela decía simplemente que era el arte de contar cosas en media docena de palabras.

Después de tres décadas de servicio a la causa, es tiempo de seguir las enseñanzas de Marco Aurelio y comprender que la naturaleza es un continuo proceso de cambio, que nada es estable y nada podemos hacer al respecto, sino aceptar lo que sucede. Zenón de Citio lo llamaba «el plácido fluir de la vida» y otros más pragmáticos lo resumen en los clásicos carpe diem y tempus fugit. También Ortega y Gasset hablaba de la vida como ese fluido sutil que se va haciendo al mismo tiempo que va dejando de ser. En definitiva, que es momento para menesteres más lúdicos, familiares y campestres.

Y llega el beatus ille en medio de un panorama goloso con sorpresas en la constitución de ayuntamientos. Oí un jocoso brindis por el PSOE en la mesa de un restaurante de Fornells el mismo sábado y creo que alguien, por decencia, debería dimitir. Se me ocurren un par de nombres, el de uno que lleva veinte años de cargo en cargo y el de otro con aires totalitarios y olor a cera, pero sé que cuesta asumir el sic transit gloria mundi. Cierra el Café del mar, pero quedan otros garitos donde abrevar ideas y opiniones. ¡Salud!

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