Hace pocos días asistí a la conferencia, detallada y documentada, de Josep Pons Fraga en el Cercle Artístic de Ciutadella, sobre Josep Mascaró Pasarius, uno de los actos del año que se dedica a la figura de este ilustre hombre polifacético en Menorca. Se trata de un hombre tan destacado y en tantos campos que uno queda anonadado a poco que quiera seguirle la trayectoria. Cabe decir que el conferenciante realizó un retrato completo con mucho amor. «El sentido de la vida es amar y ser amado», llegó a decir en un momento dado, «lo que al mismo tiempo exige comprender y ser comprendido». La pasión del conferenciante por el tema a conferenciar es un punto. Pero es que Pasarius constituye una figura apasionante. Empresario, editor, periodista, fotógrafo, corresponsal, piloto de carreras, arqueólogo, comunicador, submarinista, lingüista, historiador, legionario, vendedor ambulante, cartógrafo, guionista, topógrafo, fabricante de guitarras, crítico de arte, autor de 44 mapas, 23 libros, 37 opúsculos, 1.500 artículos en prensa, 14 relatos, etc. Murió al tropezarse en la escalera de su casa, pero su obra y su personalidad perduran entre nosotros.
No tuvo permiso de conducir hasta entrados los cuarenta años, pero no le hacía falta; recorría los caminos y predios de la Isla en bicicleta para realizar un «Croquis turístico de la isla de Menorca» y de paso vendía cintas, hilos y jabones a las payesas para financiarse. Con George Bowden como socio se convirtió en fabricante de guitarras clásicas españolas para venderlas en el extranjero. Fue piloto en rallies automovilísticos. Estudió el sentido de los monumentos megalíticos, la etimología de los topónimos y la heráldica de las casas nobiliarias, etc. Yo creo que si hubiera nacido en Ohio habría inventado la luz eléctrica, como Edison, o algo aún mejor… Resulta notorio que un hombre que fue legionario y falangista editara luego obras en Llibres Turmeda, una editorial de tendencia izquierdista, pero este hecho, como otros de su vida, definen a Mascaró Pasarius como un hombre tolerante, alguien que sabía pasar por encima de las ideologías para buscar el verdadero valor de las personas. Vino a mi casa cuando yo empezaba a publicar y me puso en una de sus monografías. Me dijo que le acompañara al campo, donde fotografiaba todo lo que se terciaba con un teleobjetivo muy bueno, tanto que cuando me lo aplicó al ojo vi pasar un ángel plumado de plata y supe que si hubiera nacido en Roma habría llegado a Papa.