Pues ahora resulta que cuando Gobierno y oposición lograron un principio de acuerdo, ridículo pero acuerdo, a fin de renovar el fosilizado Consejo General del Poder Judicial por imperativo de la Comisión Europea, el famoso mediador exigido por el PP para verificar las negociaciones, que es la propia Comisión (es decir, Bruselas), va y les sale rana. Pide tiempo para pensarlo, no está por la labor, se hace el remolón, y con razón. El caso del mediador indeciso. El verificador negligente. El supervisor abúlico. ¡El árbitro reticente! Como es natural después años insistiendo en la necesidad de renovar ese órgano judicial putrefacto, Bruselas asegura que no es responsabilidad suya, sino de las autoridades españolas, que no pueden escurrir el bulto y endosárselo a ellos. No tienen clara esa labor mediadora en las conversaciones, y el propio Comisario de Justicia, señor Didier Reynders (el verificador que quiere el PP, al ser hombre de derechas), asegura que tal cosa no entra dentro de sus competencias y responsabilidades. Más que negligencia del presunto verificador, sería estupefacción ante tamaña exigencia. Sobre todo considerando que ya ha repetido mil veces lo que hay que hacer (primero renovar, y luego cambiar la ley), y el PP no le ha hecho ni caso. Como quien oye llover. Y ahora le cargan el marrón. Normal que pida tiempo, y la CE farfulle que se lo tiene que pensar. Una forma educada y europea de decir Pero qué gilipollez es esta.
Y como el PSOE avisó que no piensa volver a tratar el asunto hasta que Bruselas se pronuncie, y al PP todas las demoras y reticencias le van bien, es lo que lleva haciendo desde hace cinco años, y por ellos puede Bruselas tomarse cuanto tiempo se le antoje, pues en esas estamos. Otra vez, sí señor, pero ahora con un mediador irresoluto, un verificador ausente, un supervisor caviloso. ¡Los remilgos mediadores de Bruselas! Es decir, que la culpa siempre será de otro. Es realmente apasionante el ridículo a escala continental que estamos haciendo. El infantilismo, esa plaga global, alcanza aquí un hito histórico. Nadie se responsabiliza ni de sí mismo. De nada. Mira que si la culpa de todo la acaba teniendo el mediador negligente.