¿Cómo están, queridos lectores? Espero que bien y espero, también, que si la vida les ha dado limones los cojan a puñados y se los tiren con fuerza a los causantes de su acidez vital. No, no es una invitación a la violencia, todo lo debemos aclarar para que los ofendiditos no se irriten. Es sencillamente un acto de legítima defensa más que justificado. Ningún juez, independiente sentenciará en nuestra contra…Esperen un momento, ¿jueces independientes?... Retiro lo dicho, cojan los limones, hagan limonada y llévensela al amo, porque como dice el Gollum de Tolkien, «el amo es bueno».
Flipo nivel máximo cuando se nos pide que seamos cuquis hasta la nausea para no ofender a nadie. Sin embargo a los que dejan morir ancianos (pobres) en las residencias, a los que rescatan bancos sobre cadáveres de hambre, a los genocidas más abyectos, a los que fomentan la desigualdad más lacerante, no se les exige ni tan siquiera que guarden las formas. Los amos del mundo y sus lacayos tienen todo el derecho del mundo a hacer lo que les dé la gana porque tienen el apoyo de grandes medios de comunicación, de la cúpula judicial y de la cúpula represora, casi nada. Ríete tú de la movida de David contra Goliat, un juego de niños comparada con la lucha desigual que se libra, o se debería estar librando, ahora.
Pero vamos, que si nos exigen ser ñoños y happy lo seremos. Acompáñenme por favor en este camino de miel sobre hojuelas, sonrían como el gato de «Alicia en el país de la maravillas». Seamos seres ingenuos y bonachones y seguro que nos irá tan bien en la vida como a Forrest Gump y su caja de bombones. Déjense impregnar por esa psicología positiva tan rosa chicle. Vamos a tragar azúcar hasta necesitar garrafas de insulina y lo haremos justo después del punto y aparte.
El sistema capitalista es un poquitín pillo, produce enfermos mentales como churros porque es un generador bestial de ansiedad, desigualdad y frustración, pero no lo hace con maldad. Debemos mirar en el fondo de las élites económicas y confiar en la caridad de los hombres multimillonarios. Nosotros nos debemos centrar en sacar nuestra mejor versión para ser buenos productores barra consumidores. Hagamos Mindfulness y comamos aguacate como ordenan los sabios coaches de la autoayuda.
Seamos ciudadanos ejemplares, consumamos vorazmente series de Neflix, que el consumo no pare ni en nuestro tiempo libre. Seremos felices pagando experiencia tras experiencia. Mientras la VISA siga sonando no tenemos nada que temer. Para mí que Momo (la de Michael Ende) era una rojeras rabiosa porque los hombres de gris lo único que querían era su tiempo. Pues ahora se lo damos a Instagram y todos tan contentos, hastag «mi autoestima en tus likes bro».
Espero no molestar a nadie. Solo quiero ser gracioso y que la gente me quiera como a un oso amoroso… ¡joder, no puedo, ni de coña! Si algún día, por manifiesta equivocación, algún fascistas neoliberal lee uno de mis artículos, quiero que sepa que el autor siempre estará en frente de ellos. No sirven las formas exquisitas contra explotadores y represores. No olviden nunca que Mr. Wonderful es nuestro enemigo número uno. Porque la culpa no es nuestra, en absoluto. Porque nuestras ansiedades y nuestras miserias son fruto de un sistema perverso. Porque la meritocracia es un tóxico cuento chino. Y si piensan que no sabemos divertirnos, a pesar de todo, es que no nos conocen, ni a nosotros ni al poder combinado de la amistad y el lúpulo. Feliz jueves.
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