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Vía libre

Contaminar es de pobres

| Menorca |

Jack Sweeny siente el aliento en su nuca de los abogados de la cantante Taylor Swift y recibe mensajes inquietantes de Elon Musk por su pasatiempo de rastrear los vuelos VIP y publicar cuántos océanos y continentes se recorren tomándose el café o yendo de compras las ‘georginas' del mundo de los superricos. Sin importarles un ápice el CO2 que expulsan sus jets o lo que suceda con el planeta mientras se dan sus caprichos, lo mismo que hacen mandatarios del mundo cuando se reúnen para sus sesudas reuniones sobre el cambio climático. El chaval, un estudiante de informática en la Universidad de Florida, no se declara ecologista, solo publica los datos de los movimientos de aviones porque le fascina rastrearlos, muchos son públicos, sabe cómo obtenerlos y cruzarlos para colgarlos en su web.

Si hay o no una intencionalidad política lo ignoro, pero está claro que su afición pone en evidencia a los poderosos y la desigualdad social, también a la hora de contaminar. La exposición de los datos de los famosos y sus vuelos para ir a una fiesta, un desfile de moda o un partido de fútbol es, efectivamente, un escarnio para el pasajero medio que a lo largo de su vida no emitirá tantas toneladas de contaminantes como uno solo de estos personajes en una tarde. Un viajero de clase turista al que algunas compañías le sugieren realizar una aportación sobre el precio de su billete para reducir las emisiones, apelando a su conciencia ambiental. T

odo esto se produce en un contexto en el que al ciudadano de a pie se le exige y recrimina. Surgen conceptos como el Flygskam o la vergüenza de volar en países nórdicos; ya hay pacto en el Congreso para reducir los vuelos domésticos de menos de 2,5 horas, siempre que haya alternativa en tren y no conecten con rutas internacionales, confiemos en que eso no afecte a las islas; y en Menorca crece la aviación privada, en julio de 2023 fueron 458 los aterrizajes y despegues de jets en el aeropuerto, para los cuales no hay restricciones, al parecer, con dinero el CO2 ni se nota.

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