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Dietario

Alto el fuego

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15-IV-24 lunes

Casa de citas: Miguel Torga en sus diarios (Plataforma Editorial. Prólogo de Ponç Pons):

«Quien lea este dietario y se fije en las fechas, seguramente se preguntará por qué hay tantos hiatos en la sucesión de los días. Y la respuesta es sencilla: no tenía nada que decir. No se me ocurría ninguna idea, no fui capaz de hacer ningún comentario, me quedé mudo ante el espectáculo insólito de la vida. Fascinado, pero aturdido y sin voz…»

16-IV-24    martes

Alarmantes noticias sobre la guerra de Gaza, con amenazas de venganzas y contra venganzas entre Irán e Israel que parecen amagos concertados entre los contendientes para salvar la cara, es decir para quedar bien ante sus respectivas clientelas que salen enfervorizadas a la calle ante cada contrataque. Ojalá todo se quedara en eso porque la amenaza de una conflagración generalizada en la zona sigue latente, así como su extensión a territorios vecinos, como a algún puerto del Mediterráneo del que dicen que, con julio y agosto, es el mejor.

17-IV-24 miércoles

Antes teníamos el oasis catalán, donde nunca pasaba nada, más allá de las pujoladas de rigor, hasta que el forúnculo reventó y tuvimos lo que tuvimos. Ahora, mientras leo las informaciones sobre la campaña electoral vasca he recordado la teoría del oasis ante el cúmulo de buenas palabras, trato versallesco entre los contendientes que dejan las esencias a un lado y abordan temas de debate sobre los asuntos que de verdad importan a la gente, como la sanidad, la educación, los trenes etcétera… Hasta que el otro forúnculo, a la sazón debidamente camuflado, revienta entre las manos del candidato a lehendakari por EH Bildu Pello Otxandiano, quien en una entrevista intenta disimular patéticamente la macabra historia de ETA.

Se ha organizado la de dios, rompiendo la idílica campaña que habían diseñado desde Bildu en la que ETA «fue un grupo, eh... armado», «una trayectoria de, eh, sesenta años», «una organización de otros tiempos con múltiples vicisitudes», «un ciclo político que hay que juzgar con perspectiva», etcétera... Los titubeos del tal Otxandiano son tan escandalosos porque no hay forma humana de justificar lo injustificable. Otra cosa es que la democracia obliga a tragar sapos y no tenemos otra que convivir políticamente con sus herederos, sus obras y sus pompas, aunque se nieguen a espolvorear sus cabezas con ceniza    de penitente.

18-IV-24 jueves

Vuelvo al cineclub después de un tiempo extraviado en las zarpas de las series domésticas (la última que he visto, «El Régimen» abducido por el carisma de Kate Winslet, es un baldón en su, por otra parte, soberbia carrera de actriz, un puro despropósito). Y vuelvo para    oficiar mi humilde homenaje a Wim Wenders el inolvidable director de «París, Texas», una de las mejores películas de mi memoria cinéfila junto con «Luces de la ciudad» de Chaplin y «El hombre que mató a Liberty Valance» de John Ford, y que vuelve con su última producción «Perfect days», que narra las peripecias (lo escribo en cursiva porque su argumento es precisamente la falta de argumento, salvo que se considere como tal el día a día de un operario destinado a limpiar día tras día unos baños públicos…

Pero si lo traigo a colación en este dietario es por la impresión que me causó el silencio reverencial de una abarrotada    sala de Ocimax durante las dos horas que dura su proyección. Y es que,    según el crítico Quim Casas, «parece que no pase nada, pero ocurren muchas cosas íntimas, breves, sentidas… Wenders lo filma todo con atención y una suave cadencia, sin miedo a la repetición porque en estos actos repetidos una y otra vez encuentran personaje y cineasta un motivo como cualquier otro para seguir confiando en la existencia».

La escena final del personaje sonriendo    en el coche por la recuperación de su vida rutinaria tras un pequeño traspiés, es todo un canto a la mera existencia convertida    por Wenders en poesía…

23-IV-24 martes

Elecciones vascas. Entre la maleza de sesudos análisis que intentan explicar la vertiginosa subida de los bilduetarras, encuentro una trocha luminosa: la culpa la tiene... ¡tachín, tachán!, ¡¡Pedro Sánchez!!

25-IV-24 jueves

Fascinado pero aturdido y sin voz... La (rabiosa) actualidad me lleva de nuevo al poeta portugués Miguel Torga con quien empezaba este dietario: Vámonos todos al rincón de pensar, acompañemos al atribulado presidente en una reflexión que puede (debería) ser buena para todos. La pausa es más necesaria que nunca. Alto el fuego.

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