Si se fijan ustedes bien, verán que aquí estamos metidos en un laberinto de esos con salidas tapiadas por manos oscuras y con carteles engañosos, donde te indican el supuesto camino de salida. Hay síntomas de inseguridad en esta Menorca nuestra, la ocupación hotelera no ha sido la esperada, salir a comer cuatro miembros de una familia te cuesta un ojo de la cara, tenemos más visitantes que antes pero gastan menos, preocupación en algunos sectores por la llamada carga humana, aglomeraciones, accesos a playas boqueados en sus aparcamientos, nuestra carreta principal con los tramos de inseguridad pendientes de solucionar y el lógico aumento de accidentes. Y con la voz cantante para todo esto tenemos como protagonistas principales a determinados grupos que nos dicen que no queremos turismo y hasta los invitan a largarse. Olvidan esos grupos que el turismo no es malo para nuestra Isla y que de él viven muchas familias intentando cubrir el invierno de las vacas flacas.
Posiblemente se tengan que analizar nuevas vías, mantener multitud de reuniones, pero siempre recordando que el turismo es la única fórmula rentable con la que contamos. Perdimos hace bastantes años el ímpetu industrial de la bisutería y calzado cuando el turismo era un algo más. La falta de apoyo económico por parte de las instituciones y la carestía del trasporte ahogaron nuestros sellos de identidad. No volvamos a caer en lo mismo con el turismo, no lo hagamos, no vaya a ser que acabemos igual y pensemos que después ya no nos quedaría nada más donde agarrarnos. No nos gusta, pero lo necesitamos.