(Ya solo faltan 15 días para las elecciones norteamericanas)
Directo al grano: Creo que todos los occidentales deberíamos poder votar en las elecciones norteamericanas. Lo digo en serio. Por algo somos parte aún del Imperio Occidental liderado por Estados Unidos, ese que se formó después de la II Guerra Mundial. Y especialmente porque lo que salga de esas elecciones nos afectará a los europeos sin duda alguna. Y mucho. Por eso digo lo siguiente.
Lo que tiene mérito es ir contra corriente y no formar parte del rebaño. Por ejemplo hoy es barato ir contra Trump en España, es lo normal y lo aceptado. Lo ‘pop’. Y lo es porque el mainstream dominante impone que se considere al expresidente norteamericano como el más malo de la película. Lo difícil es intentar entender por qué puede volver a ganar Trump. Veamos.
Hará ocho años aposté en este mismo Diario que Trump ganaría a pesar de toda la ofensiva mediática que arrasaba la opinión española (y local) de entonces (igual que ahora) y la forzaba a decantarse por Hilary, la mujer del amante de Mónica Lewinsky. Yo venía de un viaje a California y sabía lo que me decía. Allí viví hechos que luego se convertirían en realdades. Y acerté.
Trump puede ser un patán y un rudo pero si es elegido presidente de nuevo lo será porque los ciudadanos norteamericanos así lo habrán querido (igual que muchos españoles increíblemente aún siguen prefiriendo a un tal Sánchez, otro populista trumpista y trampista, como gobernador de sus vidas). Su actuación en el asalto al Congreso no fue ejemplar ni edificante pero se explicó en el contexto de sospechas electorales que, en EEUU, muchos creyeron. Hoy se apuesta que con Trump al mando Rusia no se hubiese atrevido a invadir Ucrania ni los terroristas de Hamas hubiesen invadido y atacado Israel degollando, asesinando, violando y secuestrando a cientos de personas. Ni, como consecuencia de ello, Gaza se hubiese convertido después en un matadero. Con un Biden débil y casi minusválido sí ha sido posible. «Los demócratas han traído guerras y conflictos. Trump, por increíble que sea para algunos fanatizados por sus propias convicciones antinorteamericanas, mantuvo la paz en el mundo» (Sostres).
La oferta electoral de Trump no ha variado mucho: sigue anclada en su nacionalismo que, como todo fanatismo irracional, normalmente linda con la religión. Lo hemos visto también en el nacionalismo vasco-etarra defendido por buena parte de la Iglesia local igual que lo sigue haciendo hoy aún la Iglesia catalana o como lo hemos visto en Menorca donde buena parte del nacionalismo local más radical también ha provenido de círculos cercanos a los obispos nacionalistas que tuvo la isla en décadas pasadas.
Kamala, de la que no se conoce ningún hecho destacable durante su vicepresidencia (sectores hispanos la llaman ¡Qué Ma La!), ha sido impuesta por lo que muchos creen un auténtico coup d’êtat’ doméstico de los césares Clinton y Obama en el seno del partido demócrata. La tenían oculta y de repente, y sin primarias, ¡alehop! nada por delante y nada por detrás: ante Uds. la octava maravilla del mundo... ¡Kamala!
Pero ¿quién cree que Kamala pueda enfrentarse decentemente a Putin o a Xi Jinping? ¿Le tendrán respeto los tiranos iraníes? Dudar de la victoria de los demócratas puede decantarte del lado del facherío pero igual ilumina la realidad del país norteamericano. No digo que vaya a ganar Trump digo que todavía hay partido. Por eso ¿y si gana Trump y en pocos días se acaba la guerra de Ucrania y se llega a un acuerdo en Oriente Medio? Lo dicho: deberíamos de poder votar todos.
Notas:
1- Un recuerdo para Julio ‘Xurrón’ de Es Castell. Marcó una época en Calesfonts (Dumbo’s Bar) junto a sus hermanos Mando (‘Burrito Blanco’), Biel (de Es Cau) y ‘es germà petit en Lluís’. DEP.
2- El sanchismo local vive su propio viacrucis. Lo del agua impotable mahonesa es imperdonable.
3- ¿Cómo debe de sentirse uno al tener imputada a su mujer, a su hermano, a su ex nº 2, a su fiscal particular (‘ese que depende de él’), a su comisionista familiar, a su amigo Koldísimo,...? ¿Y pronto a él mismo?
4- El problema español es que hay un sector de votantes que, inasequibles al desaliento y a la evidencia, prefieren ser gobernados por chorizos de izquierda antes que por honrados de derechas.
5- Armengol acusada de prevaricación, malversación de fondos y caudales públicos, fraude, tráfico de influencias y falso testimonio. ¿Alguien da más?