DANA no es el nombre de una mujer fatal ni el de una diosa griega funesta, es el acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos, que surge de la separación de una masa de aire polar de un flujo atmosférico, que luego impacta contra una masa de aire cálido y húmedo. Terminología científica (antes se llamaba gota fría) que no da idea de la devastación que se produce cuando se desbordan los cauces fluviales arrastrándolo todo a su paso. Ahogando miles de vidas desprevenidas. Inundándolo todo. Viendo imágenes de la tragedia, donde hay quien lo ha perdido todo, piensas en lo efímera y provisional que es la existencia humana.
¿Cuántos mundos perdidos nos preceden? Empezando por el pasado. ¡Qué poca memoria tenemos!
Preguntémonos qué diferencia hay entre durar y vivir.
Creímos que todo era seguro, irrevocable, gratuito. Que la verdad no importa. Nuestra sociedad infantil y sobreprotegida prefiere que se lo den todo hecho. Y hemos aupado a políticos corruptos solo porque eran de los nuestros. La colocación de amiguetes sin filtro pasa factura en momentos de crisis. Nos hemos quedado indefensos ante poderosos medios tecnológicos, utilizados para controlarnos y dirigirnos. ¿Tenemos aún capacidad de respuesta?
Un amigo se muestra descorazonado frente al panorama. La conversación nos tranquiliza y nos anima. Y esto me lleva a pensar que la vida es un camino de longitud variable, poblado de enemigos y amistades.