Hay voces que es preferible no escuchar, porque sus argumentos son tan afilados como cuchillas y, tal vez, escondan algo de verdad. Uno de los personajes polémicos que suele soltar culebras cada vez que habla es Daniel Stulin, autor de libros sobre conspiraciones geopolíticas. Quién sabe hasta dónde es un charlatán o un verdadero augur, pero lo cierto es que sus pronósticos ponen los pelos de punta. Ante la situación actual, Stulin dice tenerlo claro: las élites europeas promueven un empobrecimiento generalizado de la población, como paso previo a la guerra caliente contra Rusia, programada en 2029. Para ello, ya lo han anunciado, necesitan reunir 800.000 millones de euros, que sacarán –dice Stulin– de nuestras pensiones, del saqueo de la Seguridad Social de las naciones europeas, y del viejo truco de seguir imprimiendo dinero, lo que no provoca otra cosa que más pobreza, al disparar la inflación, el déficit y la deuda.
Eso, pronostica, causará la ruptura de Europa en tres bloques, lo que él llama primera, segunda y tercera división, esta última compuesta por los países zombies, donde no hay líderes, un pueblo peleón ni capacidades económicas ni políticas de envergadura. Adivinen dónde queda España. La Europa de máxima velocidad será el resurgimiento del antiguo imperio austrohúngaro, capitaneado por Orbán y el Vaticano, y que incluirá Baviera y la Alemania oriental, el norte de Italia y quizá también a los países balcánicos. En la Europa de segunda iría Alemania, los nórdicos, Holanda, Bélgica y tal vez el Reino Unido, algo así como la Liga Hanseática 2.0. Al final estaremos los desheredados: Portugal, España, el sur de Italia, Rumanía, Bulgaria, Ucrania… Un futuro para salir corriendo.