Directo al grano: Este año la Semana Santa, la Semana de Pasión, se está alargando. El fallecimiento del Papa, el argentino más famoso del mundo, el que usurpó el trono popular a Maradona, durante sa segona festa de Pasco, la ha extendido. Las celebraciones y los fastos en su memoria y honor han ocupado varios días mientras faltan aún dos semanas más para solventar la incertidumbre sobre quién va a ocupar la actual sede vacante.
El juicio sobre el papado del jesuita argentino, un Papa político por populista, no será unánime. Los efluvios laudatorios iniciales se enfriarán al nivelarse con otras opiniones divergentes por sus comentarios cuando el atentado a "Charlie Hebdo" y demás polémicas declaraciones y afirmaciones. El balance se sopesará entre las opiniones de los nuevos fans de la Iglesia, esos anticatólicos recién llegados y ya convertidos en repentinos coros de plañideras, esos que le han admirado por diversos pronunciamientos a su gusto, y los más enfervorizados seguidores del Cristo ancestral que las han cuestionado. ¿Sofisticación intelectual tipo Ratzinger o populismo peronista? De todo hay en la viña vaticana del Señor.
Podría pensarse que el fervor fúnebre conseguido mostrando al público su cadáver cubierto por una túnica sagrada durante dos días, ha unido a todos pero no es así. Las miradas políticas dividen su legado. Ha sido todo un espectáculo ver a Yolanda Díaz o a la devota ministra Maria Jesús Montero, vestidas ambas rigurosamente de negro -solo les faltó la mantilla- como viudas compungidas, al lado de los Cardenales purpurados, Trump, Zelenski, Milei o los guerrilleros de Cristo Rey. Las deliberaciones del inminente cónclave dirimirán las diferencias en el seno de la Iglesia. Y habrá vencedores y vencidos. Dios dirá. Mientras, la ceremonia de despedida ha regresado al espíritu del pasado: al latín, a los cantos gregorianos, a la simbología ritual, a la parafernalia vaticana, al colorido tapiz jerárquico en la explanada de Bernini, etc.
Pero sigamos: la Semana de Pasión ha marcado también la reciente y apasionada vida española que puede describirse traduciendo los títulos de las películas bíblicas y clásicas que se acostumbran a visionar estos días.
Así, quienes hayan visto «Ben-Hur» habrán imaginado las carreras de cuádrigas montadas por políticos nacionalistas que azuzan a sus corceles para recabar para sí las mejoras posiciones salariales. Quienes vieron «Rey de Reyes» solo pensarían en el nuevo Caudillo de España, el que manda sobre todos, todas y todes. Los que vieron «Quo Vadis» pensarían en «El País», los que vieron «Sodoma y Gomorra» debieron pensar en aquella fabulosa noche en el Parador de Teruel en pleno covid. Quienes vieron «Barrabás» se imaginarían al fogoso Ábalos, el de las jovencitas a las que luego recompensaba sus servicios con empleos públicos.
Por otra parte «Espartaco», el luchador contra los romanos que sube en las encuestas ¿no nos recuerda a Abascal? Y sin duda, «Caifás» sería el Conde Pumpido que se lava las manos para favorecer a su Señor. La película «La historia más grande jamás contada» nos recordó los programas sanchistas de TVE y de la Sexta que, efectivamente, no cuentan jamás las maldades del sanchismo. «Las sandalias del Pescador» nos recuerda a todos los políticos que pescan en río revuelto, especialmente a ‘Bolaños, el que siempre cumple años’. ¡Ah! Y cuando vemos escenas de Poncio Pilatos (PP) vemos a un ser débil incapaz de oponerse a nadie.
Pero la película más acertada es «La vida de Brian». De hecho hoy sucede en España: El Frente Popular de Judea está a muerte con el Frente Judaico Popular y este con el Frente del Pueblo Judaico. El actual gobierno de Españistán está enfrentado a sus socios de coacción y estos a sus exsocios de nacimiento. Todos contra todos. Y así, si unos necesitan comprar balas para la Benemérita, los otros les boicotean; si Europa necesita rearmarse, ellos se oponen de oficio; si unos se comprometen a un gasto, los otros obstaculizan su pago, si unos quieren reforzar los lazos con Occidente, los otros quieren hacerlo con Caracas, etc. Es la curiosa forma que tiene el actual gobierno español de colaborar consigo mismo para conseguir el bien común para los españoles. Esperemos que acabe ya esta Semana de Pasión. Dura demasiado.
Notas:
1- Coches: Es evidente que una manifestación llena de gente disfrazada de payaso se convierte en una payasada.
2- Varios de los participantes en el akelarre del pasado sábado en Mahón contra los coches son conocidos poseedores de 2, 3 y 4 coches en su familia. Busquen calificativos en la Biblia.
3- Incentivar el chivatazo social es admitir la incapacidad de la Administración para regular adecuadamente. La delación es propia de regímenes autoritarios.
4- Llenazo en la presentación del libro de Lucas Pons B. en defensa del vocabulario menorquín. A imitación del aquel 2 de Mayo de 1808 que significó el inicio de la lucha española por la independencia ante los franceses (y los afrancesados del tiempo) ¿significará ese nuevo 2 de Mayo el inicio del camino para independizarnos de la opresión forastera que hoy ahoga nuestra personalidad menorquina?
5- Las conversaciones telefónicas borradas por el Fiscal Gral. cuando la operación contra el novio de Ayuso, se han podido recuperar. Pronto se desvelarán ¿Y si hubiese algunas que enlace/n a Sánchez con esa operación? ¿Es ese el motivo por el cual no fue a Roma? Coming soon...
6- Me dicen que la concesión de los amarres del Club Marítimo de Mahón acaba el 11 de noviembre. Después se intentará la renovación. Si no, malament...
7- Tres articulistas veteranos de este Diario coincidimos el sábado en El Cachito (Mahón’s Harbour).