No hay periódico que se encuentre más cerca del abismo ―exterminio, apuró Vicente Verdú, que aquel que no reciba cartas de los lectores. Sección, sin duda, de las más leídas, por ser eslabón necesario entre el rotativo y sus leedores, donde concurren: gratitudes, desencantos y denuncias o, a veces, la colegida soledad por desamparo del lector, que escribe con la esperanza de ver más atendidos sus desvelos. Sería bueno reconocer e insistir, además, que son una aportación no menor a nuestra historia insular, con el añadido de coadyuvar a ‘hacer’ y tal vez mejorar «Es Diari».
Claro es que, por una cuestión de orden, están las formalidades, como saber adecuarse a la extensión sugerida por el editor, sin obviar la que se autoexija el remitente… A.D. Wintle, teniente coronel de los Dragones Reales, todo un personaje ―audaz, inteligente y pertinaz, escribió en 1946 esta carta al director de «The Times» que, desde entonces, se admira y conserva, por razones bien fundamentadas, en la sede londinense del rotativo… «Señor: Le acabo de escribir una larga carta. Tras releerla, la he arrojado a la papelera. Confío en que eso merezca su aprobación. Le saluda su obediente servidor. Firmado, A. D. W.»