Queridos parásitos. Ya he comido, y aunque no aforado, estoy bien. De hecho hoy he estado bañándome en distintos enclaves de la costa sur (por fin sopla norte) y me he acordado mucho de vosotros. Es cierto que exprimís mi productividad (la mitad de ella os la entrego para que apañéis vuestras cositas), pero aún así (y aunque listillos sois) no me dais envidia. Junto con mis hijas he disfrutado de las aguas cristalinas de Alcalfar, Son Ganxo, Binissafúller… He charlado con gente agradable, buena gente creo. Hemos bromeado, comentado, intercambiado simpatías, buceado entre peces (no demasiado coloridos, pero vistosos) y tomado el sol mientras observábamos deslizarse veleros y lanchas de este a oeste, admirando la impresionante belleza de la escena.
Mientras vosotros andáis enredados en encubrir vuestra miserable aportación a la sociedad a la que parasitáis, yo duermo tranquilo. Mientras urdís estratagemas para evitar que los tribunales hagan justicia con vosotros, yo respiro hondo y miro ese azul increíble que define el horizonte.
Mentiría si negara que me produce cierta desazón sin embargo pensar en tantas personas nobles, honradas, guiadas por principios, que dan su apoyo tan insensatamente a esos otros individuos que no tienen asomo de nobleza, ni trazas de principios y cuya honradez, si alguna vez existió, quedó enterrada en la fosa séptica desde el momento en que se sometieron a la disciplina de un partido trufado de chorizos (no es el único, entendámonos), y no por rectitud, sino porque es el precio a pagar para dormir arropadito, ganar pasta fácil sin doblar mucho la bisagra y disfrutar de privilegios más que apetecibles.
2 Qué decir de los «periodistas» que han encubierto con sus silencios, cuando no con sus mentiras, todo el festival de choriceo en el que navegan nuestros gobernantes: «son bulos de los pseudo medios, fango de la ultraderecha»… y, mientras tanto, chupando de la gran teta (rica en proteínas y omega doce).
Míster Bolaños (no hay nada, son bulos) nos quiere hacer creer ahora (con su gestualidad de niño Vicente) que su reforma judicial no entraña ningún peligro para el mantenimiento de la división de poderes. Sin duda está convencido de que se dirige a subnormales. Sin embargo a algunos de esos subnormales nos parece más que evidente que si la instrucción de las causas dependiera de la fiscalía (y la UCO dependiera así mismo de la fiscalía), sería el gobierno (¿de quién depende la fiscalía?) quien decidiera a quiénes se debe investigar y a quiénes se debe dejar tranquilo con sus chanchulletes sin tocarles demasiado las narices. En caso de que la reforma triunfe, el futuro de nuestra relación con la justicia sería bastante peor con los autodenominados (sin justificación alguna) «progresistas», que con la dictadura de Franco: Jesús Gil, franquista indisimulado, acabó en el trullo, pero no sucedería lo mismo con los chorizos de la trama (y tenemos a montones), que quedarían protegidos por unos jueces y unos fiscales elegidos por el gran líder, y fieles por tanto al nuevo «movimiento» (movido esta vez por pasta y engrasado por enchufes).
2 Qué tiempos aquellos en que los reyes arramblaban con el diez por ciento (diezmo) de los sufridos súbditos (excluyendo de ese impuesto a nobleza y clero). También tenían amantes y todo ese lío. Ahora el diezmo se ha multiplicado por cinco, y los amoríos de pago los costeamos nosotros.
Queridos parásitos, si seguís a este ritmillo, acabaréis por asfixiar al huésped.
En todo caso hay en nuestro ecosistema un elemento que juega a vuestro favor: la gente olvida fácilmente y traga con sapos de todos los tamaños. De manera que es posible que consigáis que toda la basura que os rodea quede camuflada detrás de un telón de neblina y finalmente logréis superar el estrago y rehaceros; quizás logréis controlar los mandos de la justicia y desactivar todas las imputaciones que pesan sobre vosotros. Si lo conseguís, saldréis indemnes y el pueblo al que parasitaís quedará con dos palmos de narices, aplaudiendo vuestra pericia para escurrir el bulto. Gran hazaña, campeones de la burla.
Qué pena (diría).