Me llegó la noticia de un lector de mi ‘quinta’, de quien hacía largo tiempo que no sabía de él, que al parecer me ‘sigue’, y se lo agradezco, desde las páginas de «Es Diari». Según se infiere, le consultó a un amigo sobre mis ‘saberes’, e hizo bien, en relación con artículos que le parecen ‘densos’ [Mea culpa; mi ‘santa’ lo apoyaría, aunque siga leyéndome…] o, acaso, contiguos a ese ‘escribir oscuro’ que expuso Primo Levi.
Debo declarar que sobre ‘saberes’, excepto el vicio de leer, leer y leer, cuyo grado de aplicación es opinable, me temo que poco más puedo añadir... Si bien, con sana ironía, permita que le revele mi sencillo e indisimulable rol, afecto por simpatía a los ‘Nikolaidis’, por las tareas de administrativo ‘naval’ y ‘bancario’, en las que me enrolé por ese orden, si bien alejadas notoriamente de los ‘marinos y comerciantes’, cuya loable historia refirió el maestro JMQ.
En cuanto a la espesura ¡ay!, como resumió Levi, el lector de buena voluntad debe estar tranquilo si no entiende un texto, pues, la culpa es del autor y no suya. Es un deber del escritor hacerse entender por quien desea comprenderlo. Javier Cercas en su artículo «Contra la oscuridad» [EPS. 15/VI/25] lo señaló muy claro…