Probablemente usted habrá visto alguna de las películas de la franquicia. Si tiene cierta edad, incluso la serie de televisión de los años sesenta. Te refieres a «Misión Imposible». El esquema argumental de cada episodio es siempre el mismo: el IMF (una especie de C.I.A. ficticia) encarga a Ethan Hunt, su agente secreto preferido, una operación que se antoja irrealizable. ¿La finalidad de la propuesta? Salvar al mundo. Of course! Para ello Hunt y su equipo contarán con la más moderna tecnología y, ¡cómo no!, con esa capacidad inverosímil de adoptar el rostro de cualquier persona gracias a unas sofisticadas máscaras que inducen más a la sonrisa que a la credibilidad. Ni que decir tiene que Ethan saldrá siempre airoso de sus peligrosísimas andanzas para regocijo de un Orbe salvado permanentemente en el último minuto…
Ni usted ni tú mismo sois Ethan Hunt. Ni estáis en condiciones de poner cierto orden en esa especie de lodazal en el que se está convirtiendo la Tierra. Y, efectivamente, no podéis librar a tanto inocente de la extrema crueldad de algunos líderes, ni repartir equitativamente la riqueza, ni liberar a la Humanidad de la terrible oscuridad que la envuelve, ni acabar con tanto psicópata sin carné que arrasa con todo lo que se le pone a tiro… Sin embargo –y como diría José Mota– y si sí…
Hay algunas misiones –más difíciles que las esbozadas por el IMF– que sí –iteras- tendríais que asumir… Propones tres, aunque podrían ser muchas más…
MISIÓN A.- Intente/intenta no criticar a nadie durante un solo día. ¿Será/serás capaz de conseguirlo? Mejor aún: no critique y no admita, ante su presencia, críticas de otros hacia terceros, ausentes y, por tanto, privados de defensa alguna. A la hora de juzgar métase en la piel del reo e intente averiguar por qué hizo o dijo lo que se le censura. No admita automáticamente como verdad aquello que tal vez es tan solo una falacia. Aléjese de las personas tóxicas… ¿Podrá/podrás hacerlo?
B.- Durante un día, no mienta/no mientas (únicamente se admitirían en este caso las mentiras denominadas piadosas). ¡Uf! Valore la verdad. Exprésela. Y si es incómoda para usted o para ti porque constata un error personal, adóbela/adóbala con el propósito firme de enmendar la equivocación cometida… Repito: ¿podrá/podrás? Tan solo durante veinticuatro horas…
C.- Si se ha distanciado de alguien y anhela la reconciliación porque el amor persiste pero no la busca porque el poder del orgullo es mayor que el de la querencia, mande, hoy mismo, el mentado orgullo al carajo, agarre el teléfono, marque un número y arregle el desaguisado. Y, si se tercia, pida perdón. U ofrézcaselo a quien se lo solicita. Un perdón que deberá ir acompañado forzosamente de un «borrón y cuenta nueva». Porque no es válido ese antitético y erróneo «yo perdono, pero no olvido».
Tres misiones. Un único día. Misiones probablemente más difíciles que las encargadas al superhéroe de Hunt. No lo dude. Para cumplirlas no tendréis las sofisticadas herramientas del agente, ni sus mascarillas. Pero contaréis con el arma más poderosa: la del amor.
¡Inténtelo! ¡Lo intentarás! ¿Habréis, de lograrlo, salvando al mundo? No. En absoluto. No obstante –y que no le quepa la menor duda al respecto– lo habréis mejorado sustancialmente… ¡Y no es poca cosa esa! Avanti!