Imaginemos que Xi JinPing Pong, Kim Jong-un dos, tres y Mas Putin Imposible forman una coalición que aspira a dominar el mundo. El otro bloque, que parece algo bloqueado y mal avenido, se creía el ganador de la Guerra Fría, pero se ha encontrado con el resurgir de esos totalitarismos de nuevo cuño, cuyo tema de conversación favorito es cómo hacerse inmortales, sumados a un poder islámico extremista que pretende imponer su ley y su orden nada tolerante ni democrático. Volvemos a los bloques y bloqueos, guerras de última generación, frentismos y muros. Los intentos de siempre de controlar el poder por todos los medios.
Todo ello gracias a los recursos avanzados para incitar al odio y la negación del adversario, del que opina diferente, del que discrepa del discurso dominante. O Sánchez o el caos. Empezando por las batallas lingüísticas que siempre van ligadas a un poder territorial. Pero las lenguas no se pelean. Son una riqueza humana impresionante. Se pelean algunos imbéciles que las hablan. Demasiada gente vive del enfrentamiento y la manipulación de masas como para que sea fácil parar esa dinámica. Vamos taciturnos y peleados por la calle. Nos estamos poniendo en modo guerra, por si acaso.
Si creen que nada de esto tiene sentido, recuerden que el humor da sentido a la vida. Es el famoso sentido del humor, que alivia los temores y hace más llevaderos los innumerables horrores que nos golpean.